
La banca española se prepara para otra extraordinaria temporada de resultados empresariales, donde se espera que algunas entidades registren la mejor cifra de beneficios anual en su historia. Hasta el mes de septiembre, los bancos que cotizan en el Ibex 35, Santander, BBVA, CaixaBank, Bankinter, Sabadell y Unicaja, obtuvieron un beneficio de 19.761 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 23% respecto al mismo periodo del año anterior. Y ya es más que todo el beneficio registrado durante 2022.
El sector bancario ha sido el mayor beneficiado de las recientes subidas en los tipos de interés. Tras una década marcada por tipos cero, los bancos centrales se vieron obligados a incrementar los tipos de interés de manera rápida y contundente para combatir la mayor inflación en los últimos cuarenta años. Los desproporcionados estímulos fiscales y monetarios aplicados durante la pandemia por gobiernos y bancos centrales provocaron un fuerte repunte de la demanda que originó problemas en las cadenas de suministro, lo que posteriormente se vio agravado por la invasión rusa en Ucrania.
A pesar de que se esperaba que las subidas de tipos pudieran desencadenar una fuerte desaceleración, la economía ha resistido sorprendentemente bien, apoyada en la solidez del mercado laboral y la confianza de los consumidores. En un primer momento se pensaba que el ahorro generado durante la pandemia era lo que mantenía la demanda, pero dos años más tarde se ha comprobado cómo la baja tasa de desempleo y el crecimiento de los salarios han sido determinantes para mantener el nivel de gasto y de confianza.
El negocio principal de los bancos continúa siendo el de prestar dinero, por lo que la subida de tipos ha aumentado notablemente su margen de interés. Esto se puede comprobar en los préstamos vivos referenciados a indicadores variables como el Euríbor, que pasó del -0,5% al 4,20 en apenas un año y medio, o también en las nuevas operaciones. A pesar de que la demanda de crédito se haya podido resentir por el actual escenario de desaceleración económica y tipos de interés altos, ahora los beneficios que obtiene un banco de cada préstamo son mucho mayores.
El otro factor que también ha ayudado a ensanchar este margen de intereses ha sido el de la remuneración de sus depósitos. Mientras que ha actualizado el interés exigido por los préstamos tras cada subida de tipos, no ha sido así con el interés que ofrecen por los depósitos de sus clientes. Durante el año pasado, la rentabilidad ofrecida ha estado muy por debajo de la media europea, esto se debe en gran parte a la inoperancia de los ahorradores españoles, que, a pesar de la alta inflación, han mantenido su dinero en cuentas corrientes.
Como la banca no ha sufrido la fuga de depósitos en busca de una mayor rentabilidad, no ha sentido la necesidad de ofrecer un mayor interés por los depósitos. La mayor amenaza para cualquier entidad bancaria, por muy solvente que sea, es la retirada masiva de los fondos de sus clientes. Esto lo volvimos a comprobar nuevamente con las tensiones de la banca regional norteamericana durante el pasado mes de febrero. Aunque en Europa provocó la caída definitiva de de Credit Suisse, no llegó a contagiar al resto del sector.
Pero el margen de intereses podría haber alcanzado su máximo, ya que ahora se juntan dos factores. Por un lado, la necesidad de ofrecer una mayor remuneración ante la menor liquidez y la competencia de otras entidades y, por el otro, la amenaza de tener que rebajar los intereses en sus préstamos ante la perspectiva de recortes en los tipos de interés. El BCE ha retirado durante los últimos meses la mayor parte de las facilidades de crédito que ofreció a la banca durante la crisis sanitaria, mientras que los gobiernos también han ejercido una mayor presión sobre la banca para que aumente la rentabilidad de sus depósitos, ya que la deuda pública ha estado ofreciendo más de doble.
Para este primer semestre del año esperamos que se mantengan las condiciones para que la banca continúe obteniendo unos buenos resultados. Algunas entidades podrían subir incluso hasta los niveles cercanos a la crisis de los países periféricos en 2012. Aunque durante los próximos meses se puedan producir los primeros recortes, el BCE quiere señales claras de que la inflación se ha estabilizado en el 2%, por lo que los primeros movimientos serán lentos.
Hay que tener presente que con el primer recorte de tipos se inicia un proceso de reducción de márgenes, que afectará negativamente a la cuenta de resultados de los bancos. A diferencia de otros sectores como el energético, donde las petroleras han utilizado el fuerte incremento de los beneficios para rotar su negocio hacia las energías renovables para limitar su dependencia a los combustibles fósiles o a comprar empresas de su competencia, la banca ha optado por dar valor a sus accionistas.
Durante los últimos meses, los bancos españoles han anunciado diferentes programas de recompra de acciones, así como aumentos en su política de dividendos. Esto supone un gran incentivo para los accionistas, pero no ayudará a impulsar los beneficios cuando caigan los márgenes. Por este motivo, será muy difícil que puedan mantener estos beneficios cuando se aceleren los recortes de tipos. Aunque se espera un sólido desempeño para este año, el techo de las subidas está cada vez más cerca.