Opinión

El auge emprendedor en España

Trabajadores de una empresa. GETTY

El año 2023 está marcando un punto de inflexión en el panorama empresarial español. Los datos del INE nos muestran un notable incremento en la creación de nuevas empresas con cifras récord alcanzadas en el mes de agosto: 75.836 nuevas sociedades mercantiles creadas en ocho meses. Este número no solo representa un logro considerable en sí mismo, sino que también adquiere una especial relevancia al ser el más alto registrado en los últimos 16 años. Este significativo aumento rompe con tendencias previas y señala un cambio positivo y dinámico en el entorno económico y empresarial del país. El mes de septiembre se cerró con 6.735 nuevas empresas creadas, según los datos del INE, que totalizan 82.571 en 9 meses, un nuevo récord.

Para entender la importancia de este dato es crucial contextualizarlo dentro del marco económico y social de España. Los últimos 16 años han sido testigos de períodos de turbulencia económica como la crisis financiera global de 2008 y los recientes desafíos impuestos por la pandemia de COVID-19 y por las guerras desencadenadas recientemente. Hechos de esta magnitud han tenido un impacto significativo en el entorno global y en la capacidad de crear nuevas empresas. Sin embargo, el repunte actual no sólo sugiere una recuperación de estos reveses, sino también una revitalización de la iniciativa emprendedora y del nivel de innovación en el país. De hecho, según el Global Entrepreneurship Monitor 2022-23 (GEM), en comparación con los 48 países evaluados, España se posiciona entre los que tienen un peor entorno para emprender.

Las nuevas empresas se enfrentan en la actualidad a una serie de desafíos. Entre los más destacados está la financiación. Según los últimos datos del Banco de España, en los ocho primeros meses del año la concesión de crédito disminuyó un 19% en relación con el mismo período de 2022. El crédito destinado a empresas ha disminuido significativamente y las cifras del Banco de España muestran un escenario con tipos elevados y ralentización económica.

La competencia en el mercado es otro reto importante. Con un número creciente de empresas emergentes, diferenciarse y captar una cuota significativa del mercado se convierte en una tarea cada vez más complicada. También la regulación supone un reto para las nuevas empresas, que deben navegar por un entorno legal y regulatorio que a menudo es complejo y cambiante. Cumplir con las normativas locales e internacionales, especialmente en sectores altamente regulados como la tecnología, la salud y las finanzas requiere de recursos y conocimientos especializados. Por otra parte, la sostenibilidad se ha convertido en un factor clave para el éxito empresarial. Los consumidores y los inversores están cada vez más interesados en apoyar a empresas que no sólo sean rentables, sino que también demuestren un compromiso real con un modelo de desarrollo sostenible.

Dentro de este complicado entorno, varios factores podrían haber contribuido al crecimiento de la creación de empresas. Entre ellos, la adaptación a las nuevas realidades del mercado postpandemia. El Covid-19 cambió drásticamente la forma en que las empresas operan y se relacionan con sus clientes. Este hecho llevó a muchas a repensar sus modelos de negocio, al mismo tiempo que impulsó a emprendedores a buscar oportunidades en sectores que se adaptaran mejor a estas nuevas condiciones. Así, hemos sido testigos de cómo el cambio de hábitos de los últimos años ha impulsado el e-commerce en España. Los datos del INE nos muestran que la mayoría de nuevas empresas pertenecen al sector del comercio (20,3% de las creadas en septiembre), seguidas del sector inmobiliario, financiero y de seguros (15,6% en septiembre). Además, la transformación digital y la innovación han emergido como catalizadores decisivos. La integración de nuevas tecnologías no solo ha mejorado la eficiencia y la capacidad de las empresas para adaptarse a mercados cambiantes, sino que también ha abierto nuevas oportunidades de negocio en sectores antes inexplorados.

Otro factor a tener en cuenta es el impacto de políticas gubernamentales de fomento de la actividad emprendedora. Aunque no es posible cuantificar el efecto, las políticas de apoyo desempeñan un papel significativo en la creación de nuevas empresas. Y por último, un cambio en la mentalidad empresarial ha sido evidente. A pesar de ser una sociedad históricamente poco propensa al emprendimiento -donde el factor cultural ha tenido un fuerte impacto-, los estudios realizados muestran un creciente espíritu emprendedor, con más personas dispuestas a asumir riesgos y a innovar. El último informe GEM nos muestra una Tasa de Actividad Emprendedora Total (TEA) del 6%, un 9% superior a la última publicada.

Queda claro que el momento actual presenta una serie de características económicas y sociales que generan un entorno especialmente difícil para la creación y la consolidación de nuevas empresas. Sin embargo, los retos y dificultades existentes parecen haber agudizado la capacidad innovadora en España. Los emprendedores han encontrado su ventana de oportunidad en sectores emergentes y la incertidumbre no consigue frenar el crecimiento. Las circunstancias son complicadas. La coyuntura no anima a emprender. Sin embargo, una conclusión es clara y compartida: el entorno condiciona, pero no define. Parece que los momentos difíciles favorecen la creación de empresas y la puesta en marcha de nuevos proyectos. Porque, donde existe un problema, aparece una oportunidad para resolverlo y generar negocio.

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