
Abertis invierte en España después de 11 años marcados por la ausencia de nuevas concesiones y la dificultad para adquirir los proyectos que han rotado por la irrupción de los fondos de inversión y de pensiones. Más aún, la posición del que es el mayor operador de autopistas de España ha ido menguando progresivamente: primero por la quiebra de las radiales y otros peajes y, después, desde 2019, por la finalización de varios contratos de autopistas que ha asumido el Gobierno. La compra a UBS de la Autovía del Camino, un peaje en sombra entre Pamplona y Logroño, supone un cambio en la tendencia regresiva de la concesionaria de ACS y Mundys en el mercado español. La operación confirma aún más la etapa de crecimiento que ha iniciado la compañía y que ya se ha concretado este año con la compra a su propio accionista, ACS, de una autopista en Texas por más de 1.400 millones de euros y la adjudicación en Puerto Rico de cuatro autopistas con una inversión estimada en más de 2.700 millones de euros.
Un desarrollo que viene propiciado por la paz firmada entre Florentino Pérez y Alessandro Benetton para respaldar al unísono a la concesionaria. Prueba de ello es la nueva gobernanza y la ampliación de capital que han ejecutado para las transacciones en Norteamérica. Con la compra en España, Abertis quiere recuperar una parte del terreno perdido y mostrar su compromiso con su país de origen. Ahora bien, la vocación es decididamente internacional porque el mercado español apenas ofrece alternativas. Máxime después de que el Gobierno haya retirado el plan de implantar el pago por uso en las carreteras, lo que ha supuesto un mazazo para los operadores.