
No hubo sorpresas, Pedro Sánchez fue elegido ayer presidente del Gobierno con 179 votos a favor y 171 en contra. Para lograrlo alcanzó pactos con los independentistas catalanes que atentan gravemente contra el Estado de Derecho y que pueden cambiar de un plumazo la estructura económica de España para favorecer la autodeterminación fiscal de Cataluña sin respetar la Constitución. Pero ese puñado de votos que Sánchez obtuvo, previo pago de la amnistía a todos los encausados del procés y la cesión de tributos al Govern, no aseguran nada más que la investidura. Así se lo dejaron claro tanto Junts y ERC en el Congreso que amenazaron con retirar su apoyo a Sánchez si no se concretan las exigencias firmadas en los pactos. Todo ello sumado a la mayoría absoluta del PP en el Senado conforma una legislatura marcada por la debilidad parlamentaria y que puede terminar mucho antes de lo previsto.