Los empresarios critican con dureza el pacto de Gobierno alcanzado entre PSOE y Sumar. Una posición más que comprensible ante un acuerdo que supone un duro golpe para las empresas. No en vano incluye medidas como el fin de los vuelos cortos cuando haya alternativa de tren, que lastrará el negocio de sectores concretos, en este caso las aerolíneas. Lo mismo ocurre con los injustos impuestazos a bancas y energéticas que se convertirán en permanentes.
Pero el acuerdo también presenta otra serie de iniciativas que castigan a la totalidad del tejido productivo, como el endurecimiento de la legislación laboral, que se impondrá sin diálogo social. Es el caso de la reducción de la jornada semanal progresivamente hasta las 37,5 horas sin merma salarial, que dinamita parte del camino recorrido hasta la fecha por patronal y sindicatos en la mesa de la negociación colectiva. No en vano, ya se han firmado 964 convenios con jornadas inferiores a la prometida por PSOE y Sumar que afectan a 1,12 millones de trabajadores. Con todo, lo más grave es que trabajar menos cobrando lo mismo agravará el problema de la baja productividad española. Además, generará un alza de salarios reales que rondará el 8-9% a la que habrá que sumar la subida de las cotizaciones sociales. Esto elevará los ya altos costes laborales de las empresas, lo que abocará a muchas pymes al cierre. También frenará la contratación, pese e a que Sánchez y Yolanda Díaz vendan la nueva legislatura como la del pleno empleo. Por si fuera poco, las empresas que puedan trasladarán estas alzas de costes a los precios, lo que agravará la crisis de la inflación. En definitiva, un acuerdo nefasto para las empresas que además supone un duro golpe para el empleo y la economía.
