Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Presumía la vicepresidenta segunda en funciones, Nadia Calviño, de que la economía española "está demostrando más que nunca su fortaleza", con un producto interior bruto (PIB) que superó el nivel previo a la pandemia en solo dos años, en el verano de 2022, y ya se sitúa un 2 % por encima. Para añadir que España es "la gran economía de la Unión Europea que más crece y con la inflación más baja" debido a cuatro factores: "El rápido despliegue del plan de recuperación, el dinamismo del mercado laboral, la evolución positiva del sector exterior y la solvencia de las empresas y las familias españolas".
Pues bien, incluso dando por buenas las cifras de la revisada contabilidad trimestral realizada por el INE, - de muy dudosa fiabilidad tras el relevo del anterior presidente, Rodríguez Poo- vemos que España se mantiene en la cola de Europa, siendo la cuarta economía que menos ha crecido desde el cuarto trimestre de 2019. España está debajo de economías como Irlanda (+28,7%), Portugal (+4,4%, una economía más dependiente del turismo que España), Hungría (+4%), Estonia (+2,6%), Italia (+2,1%), y de la media de la Eurozona (+3,1%).
Eso respecto al dinamismo del plan de recuperación, porque si miramos lo que Calviño llama solvencia de las empresas y familias y la evolución del sector exterior vemos que el consumo de los hogares se desacelera de manera evidente, igual que las exportaciones. De hecho, la economía española registró su segundo peor déficit comercial en más de diez años – 21.323 millones en los siete primeros meses de este año-, lo que se une a un elevadísimo déficit fiscal y una deuda que, según el Banco de España, crece a ritmo de 4,8% anual.
También refleja el INE que el índice de cifra de negocios de la industria se desploma al caer 5,2 % en tasa anual, mientras que el índice general de cifra de negocios del Sector Servicios se queda en un imperceptible +1,2 % en un año récord para el turismo. La deuda externa bruta de España supera los 2,37 billones de euros, un 168,3% del PIB.
Una España que encadena tres meses perdiendo empresas, 1.325.910 al finalizar el segundo trimestre, 12.700 empresas menos que en abril, y cifra inferior a las que había en 2019. Mortalidad empresarial y pérdida de negocio que se refleja también en el número de contratos registrados, que en agosto ha sido de 1.088.831 lo que supone un descenso de 194.960, el 15,19%%, sobre el mismo mes de 2022. Al tiempo que la contratación acumulada en los ocho primeros meses de este año es inferior en 2.328.172 contratos, un 18,61% menos, a la de enero-agosto del año pasado.
Eso es lo que la vicepresidenta económica llama dinamismo del mercado laboral, ocultando que somos el país con mayor tasa de desempleo de la UE, duplicando la media del conjunto de estados miembros de la Unión y obviando el último informe de la OCDE donde se muestra que tenemos el gobierno que más ha subido los impuestos, el que más grava fiscalmente los salarios y el que lidera el desempleo de todos los países desarrollados cuando está demostrado que cada punto que suben las cotizaciones sociales baja medio punto la tasa de empleo. Y si hablamos de inflación, ahí está el dato de septiembre, disparada hasta el 3,5% tras subir casi un punto, el mayor aumento en un mes desde junio de 2022, mientras que el Banco de España confirma que las familias españolas han perdido un 4,5% de poder adquisitivo en los últimos dos años, la mayor caída entre los países desarrollados de la OCDE. Además de que la oficina de estadísticas de Comisión Europea, Eurostat, acaba de confirmar que España tiene 2,3 millones de niños en riesgo de pobreza, el 32,2% de los españoles menores de 18 años, ocupando la tercera peor posición de la UE, sólo por delante de Rumanía y Bulgaria.
Esta, señora Calviño, es la auténtica realidad de la economía española y de la situación en que viven muchos españoles con datos de los principales organismos nacionales e internacionales, aunque usted puede seguir haciéndose trampas en el solitario y vendiendo el cuento de La Lechera hasta que se rompa el cántaro.