
El gobierno ha inventado un espejismo para maquillar las cuentas de la Seguridad Social. Va a dotar –está dotando- al Fondo de Reserva, la conocida como hucha de las pensiones, con recursos procedentes del alza de las cotizaciones. Desde el 1 de enero está recibiendo dotaciones por cotizaciones sociales provenientes del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI).
El MEI se nutre de la aportación de 0,6 puntos porcentuales de la cotización por contingencias comunes, repartido entre la empresa y el trabajador. A partir de 2024, crecerá una décima cada año hasta alcanzar 1,2 puntos porcentuales en 2029 con el objetivo de reforzar los ingresos del sistema. Con las dotaciones correspondientes a las cotizaciones del MEI, la 'hucha de las pensiones' terminará en 2023 con un valor cercano a los 5.000 millones.
Pero esto, en realidad, es un espejismo, una falacia, un engaño. Porque el Fondo de Reserva de la Seguridad Social es, como su nombre indica, una reserva que debe nutrirse con el importe de los recursos del sistema de Seguridad Social que no han sido utilizados, esto es, con el superávit, con el sobrante de los ingresos del sistema. Pero en la actualidad, la Seguridad Social tiene un déficit de financiación nunca registrado hasta ahora. Estamos muy lejos del superávit.
Lo que el gobierno hace es incrementar la cotización de trabajadores y empresas -con el efecto perverso que ello produce en el mercado laboral y en la tasa de desempleo- pero en lugar de utilizar tales recursos en el pago de prestaciones y en la reducción del feroz déficit del sistema (que alcanza actualmente la cifra máxima histórica de 106.000 millones) los sitúa en el Fondo de Reserva para dar la apariencia de que la Seguridad Social goza de buena salud.
Al hacer esto, se obliga a disponer de menos recursos para el pago actual de las pensiones y genera mayor déficit porque tiene que pedir préstamos al Estado para atender sus obligaciones, mientras una parte de sus recursos van al Fondo de Reserva que, como se ha dicho, debe nutrirse con el sobrante de los ingresos del sistema.
No es razonable y es muy perjudicial mantener e incrementar el déficit del sistema con deuda generada por los préstamos concedidos por el Estado a la Tesorería General de la Seguridad Social para financiar su desequilibrio presupuestario y al mismo tiempo, en ese contexto de déficit desbordado, incrementar las cotizaciones y utilizar ese aumento para aparentar que existen reservas en el Fondo de Reserva. Porque lo que existe es un déficit estructural y cualquier Fondo de Reserva nutrido de este modo será un vaso sin fondo, un completo agujero por donde los recursos del sistema entran como reservas y en ese mismo momento se convierten en deuda.
Cuando el gobierno exhiba un incremento del nivel de recursos del Fondo de Reserva, deberá también decir que la totalidad de su saldo es absolutamente negativo porque se ha constituido con deuda. Lo que Sánchez y Escrivá hacen es pedir dinero a préstamo y en lugar de apuntarlo al déficit, nos dice que los recursos así obtenidos son reservas. La Seguridad Social sigue en manos de sus peores gestores.