
El dato definitivo de inflación del mes pasado sitúa el IP general en el 2,1%, su nivel más reducido desde abril de 2021.
No obstante, poco hay que celebrar en una estadística que todavía sitúa la inflación subyacente (la menos volátil) en el 6,2%.
Y aún más preocupante es el encarecimiento del 11% interanual que experimenta la rúbrica de alimentos, con picos que superan el 20% en el caso de los aceites más consumidos.
Sería ingenuo pensar que esta evolución se corregirá con el fin del verano. Todo lo contrario, será a partir del otoño cuando se manifiesten en toda su extensión los efectos de la sequía y las altas temperaturas actuales en las cosechas.
Esa situación pondrá aún en mayores apuros a las economías familiares en el cierre de este año.