
Los datos de inflación en EEUU de julio ofrecen señales contrapuestas a la Reserva Federal.
Por un lado, es cierto que el IPC general vuelve a subir tras un año de descensos, pero lo hace muy moderadamente (dos décimas hasta el 3,2%); además, la subyacente, muy vigilada por el banco central sigue descendiendo (una décima, hasta el 4,7%)
Sobre esta base ya hay analistas seguros de que la Fed tiene argumentos para no volver a subir los tipos, y esta convicción se extiende por el mercado de futuros.
Sin embargo resulta muy difícil de creer que el presidente Powell se sienta cómodo con tasas de inflación que aún rebasan con creces el 3%. Es aún necesario esperar a la reunión de Jackson Hole, y a conocer más datos macro, para tener pistas sobre lo que hará la Fed
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