Opinión

Sin soluciones para la productividad

Foto: iStock

El triunfalismo sobre los resultados de la última EPA, aquella que marcó el récord de 21 millones de ocupados, no debe llevar a la conclusión de que los problemas más enquistados del mercado laboral español se esfumaron.

Al contrario, la ya crónica pérdida de productividad que aqueja a nuestro país mantiene todo su vigor. Hasta el punto de que ni siquiera una creación de puestos de trabajo histórica, espoleada por el turismo en en el segundo trimestre de este año, impidió que el rendimiento de los trabajadores españoles volviera a bajar a una tasa superior al 1%.

España vuelve a sufrir la paradójica situación que la aboca a perder productividad en cuanto genera grandes cantidades de empleo, debido a que este último sigue muy focalizado en actividades de bajo valor añadido. Es un problema que nuestro país arrastra desde el final de la crisis financiera de 2008-2013.

De hecho, hace tiempo que las alarmas saltaron en Bruselas y las autoridades europeas instaron a los Gobiernos españoles a atajar este problema. Hasta ahora, las respuestas han sido decepcionantes como la ofrecida en la pasada legislatura. Fue entonces cuando Economía experimentó con una nueva forma de Contabilidad Nacional (el PIB diario) que arrojaba datos más benévolos en el capítulo de la productividad pese a no contar con el aval de Eurostat.

El problema no se resolverá recurriendo a nuevas estadísticas, ni mucho menos alimentando la creación de empleo con un mayor avance del empleo en el sector público. Mientras no se propicien reformas e incentivos fiscales que fomenten la creación de empleo de mayor cualificación, el problema de la baja productividad seguirá en pie.

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