Opinión

Bancos centrales … y ahora qué

  • La Fed no ceja en su desempeño de bajar la inflación
  • Posiblemente en septiembre los tipos del euro se encuentren en 4,%

Aparquemos por un rato las votaciones en España, esta semana estaba en todas las agendas de aquellos que seguimos las políticas monetarias. Efectivamente, tanto la todopoderosa Reserva Federal (FED) y nuestro banco central (BCE) tenían que tomar una decisión sobre los tipos de interés del dólar y del euro.

Las expectativas en ambos, prácticamente al cien por cien, era la de una subida de 25 puntos básicos. Para hacer esta afirmación solo había que mirar los tipos implícitos en el corto plazo de ambos, o prestar atención a los últimos mensajes lanzados por sus responsables. En los dos casos estaba, más o menos claro, que en ambos casos se subirían los intereses ese cuartillo de punto (25 puntos porcentuales)

Gerome Powell, en la primera economía del mundo, y en el área euro, Christine Lagarde, anunciaron la misma cuantía en el aumento. La inflación, especialmente la subyacente, en ambos lados del Atlántico, mostraba aún signos de esta necesidad. Sin salirse del guión trazado, la elevación se cumplió. Los tipos quedan, en Estado Unidos, en el entorno del 5,25%; aquí en un 4,25%.

Ahora bien, ¿dónde se centraba la atención? Todos estábamos pendientes de los mensajes sobre próximos movimientos, teníamos que leer detalladamente sus mensajes. Sí, si prefieren el ¿ahora qué? La duda estaba en si esperaban a septiembre para volver a tensionar los tipos o, por el contrario, si van a parar y esperar nuevos datos. Ahí tienen la margarita a desojar, nunca se barajó la idea de una bajada de tipos o no subirlos en este momento. Veamos el mensaje de cada uno de los dos principales bancos centrales del mundo, con el permiso de la institución equiparable en China.

Empecemos con al calendario, en EEUU el foco eran la inflación subyacente, mercado laboral y el dato de actividad. La clave, la famosa curva de Phillips, aquella que pone el acento en la relación entre inflación y desempleo. Su mensaje fue claro, la FED no ceja en el desempeño en bajar la inflación, ahora bien, debe esperar para ver cómo actúa la subida de tipos en la economía. No es un mensaje de alza de tipos, el Sr. Powell, lo que pretendía era mandar un mensaje para frenar las expectativas de mayor inflación en un futuro.

En Europa estaba también, por supuesto, el IPC subyacente y las perspectivas de crecimiento de la actividad y un mercado laboral que no da signos de enfriamiento. El jueves dirigimos nuestra vista, no a la subida, sí al discurso de la Gobernadora. Cómo era de esperar, el BCE se mostró también dispuesto a ver cómo se comporta las variables macroeconómicas en el área, sin embargo, todo parece indicar que en septiembre podríamos asistir a otra vuelta de tuerca, una nueva subida de otros 25 puntos básicos, situando los tipos del euro en el 4,50 %.

En ambos casos, más si el BCE sube sus tipos al final del verano, habrá que esperar hasta finales de año para ver el panorama que ambos bancos tienen delante. Es posible que se pueda ver una nueva subida de otro cuartillo de punto, mucho más complicado parece la situación para el próximo ejercicio, 2024.

Muchos contaban con expectativas de ver un recorte de los tipos de interés para primavera o verano, sin embargo, no parece que en ese momento se recorten las tasas de interés. Descartemos que, tanto la FED como el BCE, vayan a bajar los tipos de interés para el fin de 2023. La razón estriba en la posibilidad, ya ocurrió en la década de los setenta con el periodo de estanflación, que el alza de precios venga por oleadas; ahí radica la preocupación de las instituciones monetarias.

¿Dónde poner el foco de atención para pensar en qué harán ambos bancos? Desde luego, en primer lugar, la inflación subyacente en ambos casos. Esta variable aún muestra signos de situarse a niveles no deseados por las autoridades monetarias, la misma está muy alejada del objetivo en precios del 2,0%. Ciertamente la inflación general muestra señales de ir atemperándose, posiblemente nuestro caso, es ejemplarizante de lo comentado anteriormente. La presión sobre los precios sigue siendo considerable, además, con la publicación de los diferentes PMI muestran que el sector servicios continúa tensionado.

Otro aspecto son los datos de los diferentes mercados laborales. Los niveles de ocupación están en máximo y no muestran signos de desaceleración, además, en muchos casos no se encuentra mano de obra y la presión para elevar salarios, más aún, continúa presente. Nuevamente como ejemplo podemos poner a este país, la Encuesta de Población Activa pone de manifiesto la caída en el desempleo, por otra parte, nuestro sector de hostelería tiene problemas en encontrar personal y se ve forzado a subir la remuneración de los contratados.

El crecimiento, medido por la evolución del PIB, pasa a un segundo aspecto para los bancos centrales. Ciertamente vemos una desaceleración en el crecimiento, incluso recesiones técnicas, sin embargo, la situación de China y la incertidumbre mundial reinante están detrás de este deterioro; una apatía que se registra especialmente en el sector manufacturero, no en los servicios.

Toca esperar y ver el comportamiento que adopta la economía, los propios bancos centrales toman esta postura. Lanzan, eso sí, como he dicho, estar vigilantes a las expectativas de inflación existente; ese mensaje intenta atajar esas expectativas tan dañinas. Parece como si los bancos centrales estuvieran despistados con el actual contexto y perspectivas futuras.

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