
El déficit de la Seguridad Social alcanza los 50.000 millones, el 4% del PIB si se descuentan las transferencias del Estado vía impuestos.
El sistema es deficitario desde hace más de una década pero la realidad es que lejos de solucionarse la situación se agrava. Así lo demuestra el alza en las pérdidas del 32,6% respecto a 2019.
Un agujero que irá a más en los próximos años ante el retiro de la generación del baby boom y por medidas muy costosas como la revalorización de las nóminas de los jubilados al IPC.
Ante ello, las medidas aprobadas en la reforma de pensiones, como el aumento de las cotizaciones y las ya citadas transferencias del Estado no bastan. Solo con una racionalización del gasto se podrá revertir la creciente insostenibilidad de las pensiones.
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