Opinión

Déficit y fondos de la UE, en el aire

Foto: EP

Los resultados del 23-J dan la opción a PP y PSOE de formar gobierno, aunque no será tarea fácil. Sánchez podría reeditar el Ejecutivo de la pasada legislatura, pero necesita la abstención de Junts que exigirá la amnistía y un referéndum de autodeterminación.

Feijóo también tiene posibilidades, aunque está obligado a alcanzar un pacto con el PNV y formaciones como UPN y Coalición Canaria. Con ello, trataría de arrinconar a Vox para que le de su apoyo puntual y acepte quedarse fuera de La Moncloa para evitar así otros cuatro años con Sánchez al frente.

Pero independientemente de lo que ocurra, la realidad es que la formación del nuevo Ejecutivo se alargará al otoño, ya que es imposible que ningún candidato gane en un primer intento de investidura, donde se necesita mayoría absoluta del Congreso. Además, el Ejecutivo que finalmente salga investido será muy frágil.

Pese a ello tendrá que negociar con Bruselas el cuarto pago de los Next Generation, que asciende a 10.000 millones y la Adenda del Plan de Recuperación, que implicaría la llegada de más de 90.000 millones en créditos. Con todo, el deber más urgente desde el ámbito económico es hacer frente a la entrada en vigor de las reglas fiscales en la eurozona a partir de 2024, que obligarán a ajustar 6.000 millones el déficit cada año.

Para lograrlo se necesitan unos nuevos Presupuestos, que incluyan una hoja de ruta de consolidación fiscal. El gran problema es que la inestabilidad y las negociaciones de los partidos convierten en imposible la misión de elaborar unas nuevas cuentas públicas, que deben presentarse en septiembre. Una tarea que quedará pendiente y que supondrá un importante freno en la recuperación de la economía.

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