Sé que va a ser difícil, pero me gustaría que se leyera este artículo en clave puramente económica. Para empezar porque no milito en ningún partido político y he votado a varios a lo largo de mi vida. Para seguir, porque soy escéptico en general en relación con todos los políticos, sean del color que sean.
Aclarado esto, vayamos a lo importante, que es cuál puede ser la situación económica en la que se va a mover el gobierno que salga de las urnas el próximo domingo.
Empezaré negando la mayor: no estoy de acuerdo en que la economía española vaya "como una moto". De entrada porque, como muchas otras economías europeas - y en cierta medida también la norteamericana - , su crecimiento es en gran parte artificial, fruto de la inyección masiva de dinero público. Y ese maná no será eterno. Además no son todo subvenciones a fondo perdido. Mucho de ese dinero son créditos que devengan intereses que habrá que pagar.
El crecimiento de las economías es en parte artificial, fruto de la inyección de dinero público
Y ya que hablamos de cosas que hay que pagar, conviene recordar que hemos alcanzado el mayor nivel de endeudamiento público de la historia. De nuevo, y por ser justos, hay que reconocer que hasta el guardián de las esencias, Alemania, se ha endeudado en estos años mucho más de lo habitual. De hecho, toda Europa ha pasado de cuidar el presupuesto a promover el endeudamiento masivo. Antes del COVID fue para hacer frente a la debilidad económica y el riesgo de deflación. Luego, para hacer frente a las consecuencias de los confinamientos y, más recientemente, para amortiguar el efecto rebote de las sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania.
Sin entrar en si había fórmulas alternativas al endeudamiento masivo, la realidad es que los políticos a ambos lados del Atlántico lo han "arreglado" todo a base de emitir deuda.
Ciertamente mucha de esa deuda se emitió a tipos ridículos, gracias a la ayuda - ¿casual? - de los bancos centrales. Y muchas son deudas a largo plazo y, por lo tanto, el problema más serio vendrá dentro de unos cuantos años, cuando toque devolverla. Pero no toda la deuda es a largo plazo, también se ha emitido deuda a corto. Además habrá que ir renovando la que se emitió hace años y hacerlo a un tipo de interés muy superior. Y eso hay que pagarlo todos los años.
Se dice también que, de cara a las elecciones, el punto fuerte del gobierno actual es el económico. Yo vuelvo a negar la mayor. Creo que los periodistas que han comprado de forma casi unánime esta idea no viven en barriadas populares, porque si no serían mucho más conscientes de que la gente ha tenido que racionar el uso de la calefacción este invierno, de que lo sigue pasando muy mal para llenar la cesta de la compra y que muchos de ellos están recibiendo ahora la notificación de los nuevos tipos de interés que tendrán que pagar por sus créditos a tipo variable, empezando por el hipotecario y siguiendo por el de la nevera o el coche. Quien diga que las clases medias y bajas de la población española está encantadas con la situación económica está fuera de la realidad. Y las medias altas no creo que estén precisamente encantadas con las subidas de impuestos. Todo esto repercutirá en el consumo.
Se dice que el punto fuerte del Gobierno es la economía. Yo vuelvo a negar la mayor
Así que, siento decirlo, el nuevo gobierno se va a encontrar con un panorama bastante negro. Porque a todo lo anterior hay que añadir que, por muy alegres que estuvieran los alemanes con nuestro gasto público, poco a poco la opinión pública del norte de Europa se va dando cuenta de que sus impuestos se están yendo de nuevo al sur y que en muchos casos y como ha dicho la comisaria europea del ramo, no se sabe donde está yendo ese dinero. Esa es munición de alto calibre para los políticos de la oposición en esos países que nos animan a gastar. Tanto, que al próximo gobierno no le van a animar desde Europa a gastar, sino más bien todo lo contrario.
No soy de los que se dedican a transmitir pesimismo para llamar la atención en las redes sociales. Me parece fatal utilizar el miedo como forma de generar seguidores o clientes. Pero hay que ser realista: al menos en una primera fase, las cosas no van a ser fáciles para el nuevo gobierno. Luego, según apriete la recesión, bajará la inflación, el BCE empezará a bajar los tipos de interés y probablemente tengamos un respiro.
Y otra buena noticia, aunque sólo sea para los inversores: que la economía real no vaya como una moto no significa que no lo hagan las bolsas. Pero eso ya lo explicaremos otro día, que hoy se nos acaba el espacio.