
El rápido incremento de tipos de interés en economías como EEUU o en la eurozona ha provocado el aumento significativo del rendimiento del mercado de deuda, después de un 2022 en el que este tipo de activos apenas dejaba retornos. El bono estadounidense a diez años roza el 4% en la actualidad, mientras el mercado descuenta que el retorno de la deuda global se situará también cerca de ese 4% en los próximos meses. Es decir, hasta el inversor más conservador, aquel dispuesto a asumir menores riesgos de impago, estaría protegido de un incremento de precios, y evitaría la pérdida de poder adquisitivo. Más aún si se tiene en cuenta que la inflación que se presume para el año que viene estaría por debajo de la rentabilidad de la deuda global.