Opinión

PP y Vox, del verano azul al fuego azul

  • Sánchez aprovecha el enfrentamiento en la derecha para mejorar su imagen electoral
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Alberto Núñez Feijóo, líder del PP. EFE
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Lo auguraba Narciso Michavila, presidente y fundador de GAD 3, la consultora demoscópica que ha clavado prácticamente los resultados electorales de todos los últimos comicios. "La oleada azul del 28-M puede convertirse en un tsunami azul el 23-J", aunque condicionaba ese predicción a que el Partido Popular no cometiera errores de bulto, subrayando como uno de esos errores más dañinos el enfrentamiento entre el PP y Vox.

Y fue anunciar esta advertencia y estallar el motín de Extremadura. Una asonada con ramificaciones en toda España de la que lo más suave que se puede decir son los sentidos versos de Rafael Alberti: "Se equivocó la paloma, se equivocaba". Aunque en el caso que nos ocupa la paloma se transforma en gaviota popular y en águila voxera.

Porque, una vez más, PP y Vox se equivocan de enemigo y de estrategia, como si no hubieran entendido que el voto de los españoles en las autonómicas y municipales de mayo fue masivamente un voto contra Pedro Sánchez y el sanchismo. Un voto por el cambio que ahora empieza a sentirse defraudado por esta guerra irresponsable de dos partidos condenados a entenderse y cuyas desavenencias, contrarias al sentir de sus votantes, sólo pueden conducir a desmotivar al electorado del centro y la derecha como empiezan a demostrar las últimas encuestas.

Se equivocan de enemigo, a mayor gloria de un Pedro Sánchez, que se encuentra ahora con un regalo inesperado que no ha dudado en aprovechar multiplicando sus apariciones en los medios afines mientras espera satisfecho, en La Moncloa ver pasar ante su puerta el cadáver de sus enemigos enfrentados por parcelas de poder territorial mientras olvidan el interés nacional y el conjunto del Estado.

Y se equivocan de estrategia porque mientras en los medios y en la calle se habla, y no se para, de los líos de Guardiola y Buxadé, de Feijóo con Abascal, y del PP con Vox, nadie habla ni se acuerda de los pactos contra natura de Sánchez con los golpistas catalanes de ERC y los filoetarras de EH Bildu. Tampoco se habla de la corrupción del Tito Berni, de la vergonzosa entrega del Sahara a Marruecos y del contenido del teléfono espiado al Presidente. Ni de la Ley Trans o de los más del centenar de violadores y delincuentes sexuales que han salido de la cárcel por los efectos de la ley del "Sí es Sí" y los más del millar que han visto rebajadas su condenas.

Y por supuesto nadie habla de que con Sánchez los españoles somos más pobres, tenemos menor capacidad de compra, peor calidad de vida y pagamos más impuestos. Que tenemos casi cuatro millones de parados. Que más de la mitad de los contratos indefinidos, el 58%, no realizan una jornada completa de trabajo y que tener un contrato indefinido ha dejado de ser sinónimo de tener un empleo estable. Que la inflación acumulada ha subido un 19%. Que el poder adquisitivo de los españoles ha caído un 5,1%, la mayor de la OCDE. O que hay 13 millones de españoles en riesgo de pobreza.

Esto con el añadido de que España ha sido el último país en recuperar el PIB anterior a la pandemia, Que España ocupa el puesto 13 de la UE en PIB per cápita con 25.800 euros frente a los más de 35.000 euros de media de los Veintisiete. Que la deuda pública, que es un impuesto en diferendo, ha aumentado en 37.500 millones de euros durante el sanchismo hasta alcanzar el máximo histórico del 113% del PIB. Que ocupamos el puesto 11 de Europa en productividad. Y que de los 37.000 millones recibidos de los fondos europeos sólo 6.000 han llegado a la economía real, sin tener explicaciones sobre dónde ha ido el dinero.

Pues eso, que PP y Vox pueden seguir pasando de la ridícula campaña del "verano azul" al esperpéntico espectáculo del "fuego azul", como se denomina en la jerga militar a los disparos procedentes del propio bando o de los aliados, sin reparar en que de ellos unos, los populares, se juegan el gobierno; otros, los voxeros su supervivencia al convertirse en el mejor aliado de Sánchez y el sanchismo, pero nosotros, los españoles de a pie nos jugamos la democracia, el Estado Derecho, la unidad, la economía y la libertad.

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