
Los 20 analistas económicos nacionales e internacionales más importantes no sólo son unánimes a la hora de mejorar sus previsiones sobre el PIB español. También coinciden en pronosticar un IPC subyacente (aquél que menos volatilidad presenta) superior al 4% en este año. Se evidencia así que los retrocesos que este índice experimentó en los últimos meses son puramente estadísticos, en gran parte derivados de la comparativa con 2022. La realidad es que los altos precios se han enquistado en varios sectores y, aunque las alzas salariales se moderan como subraya el Banco de España, aún son posibles los efectos de segunda ronda en el IPC. La inflación, por tanto, todavía supone un problema duradero aún capaz de minar la capacidad de consumo e inversión de los hogares.
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