Tras las últimas decisiones de subidas de tipos de interés, el Banco Central Europeo se mantiene alerta ante la evolución de la inflación. El vicepresidente del organismo, Luis de Guindos, considera que el sector servicios es el componente "más preocupante" de la inflación subyacente y se une al mensaje lanzado por el Ejecutivo comunitario de retirar los apoyos económicos para paliar la crisis energética.
En su comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo este jueves, el vicepresidente del BCE se ha mostrado convencido de que la inflación nominal, en niveles del 7% en abril, "va a reducirse rápidamente". Sin embargo, en lo relativo a la inflación subyacente ha puntualizado: "lo que más me preocupa de la composición de la inflación es los precios de los servicios".
De Guindos ha analizado que "están cambiando los motores que impulsan la inflación". Los precios de la energía y los cuellos de botella en la cadena de suministro ceden el testigo al alza salarial y a los servicios, considerando que su demanda en países como Italia o España se ha impulsado, y que son receptivos a la "volatilidad" y "sensibles a la evolución de los salarios".
En este contexto, el representante del BCE ha afirmado que la inflación subyacente continúa "elevada, en parte debido a las presiones sobre los costes de producción". A su juicio, los riesgos de alza de la inflación tienen su raíz en "un crecimiento de los salarios y de los márgenes de beneficio superiores a lo previsto inicialmente".
También están relacionados con una posible reanudación de las tensiones en los mercados financieros y el debilitamiento de la demanda debido, por ejemplo, a una ralentización acusada del crédito bancario o una mayor transmisión de la política monetaria.
En este sentido, De Guindos ha señalado que un "factor importante para las futuras perspectivas de inflación será el comportamiento de la política fiscal". A partir de este punto, ha abogado por que los Gobiernos retiren las medidas de apoyo a la crisis energética, en línea con las indicaciones que ha venido dando el Ejecutivo comunitario en las últimas semanas.
"A medida que la crisis energética se desvanezca, los Gobiernos deben retirar las medidas de apoyo correspondientes para evitar que aumenten las presiones inflacionistas a medio plazo", ha razonado el vicepresidente del BCE, que ha añadido que esta situación exigiría una respuesta más contundente de la política monetaria.
Así ha subrayado que las políticas fiscales deben estar orientadas a "hacer más productiva nuestra economía y reducir gradualmente la deuda pública". Además, en su opinión, aquellas políticas orientadas a aumentar la capacidad de suministro, especialmente en el sector energético, pueden ayudar a reducir la presión de los precios a medio plazo.
De Guindos ha puesto de relieve que el peor problema de la inflación es que se centra sobre todo en las rentas bajas "porque consume, prácticamente, el 100% de sus ingresos". Además, respecto a las empresas ha señalado que en 2023 y 2024 los márgenes de beneficio van a aumentar más lentamente porque el frenazo de la economía.
Si bien el vicepresidente del BCE ha vuelto a insistir en la resiliencia del sector bancario europeo y la necesidad de "no ser complaciente", ante las turbulencias experimentadas en Estados Unidos y Suiza, también ha apremiado a completar la unión bancaria. "La falta de un sistema de garantía de depósitos es la principal fuente de vulnerabilidad de los bancos europeos", ha señalado.