La inflación subyacente, que excluye a los alimentos y la energía, y el endurecimiento de la política monetaria centran las preocupaciones de los agentes económicos. No es para menos, ya que las previsiones de casi de 20 think tanks e instituciones económicas mantienen en cotas elevadas este IPC subyacente: tanto el consenso de Funcas, que reúne a los principales analistas del país, como organismos del nivel del Banco de España, descartan que el motor de la inflación ceda por debajo del 4% este año.
Hay un consenso entre las principales casas de análisis que mantiene esta tasa subyacente rondando el 6% de media al término de 2023. También lo instituciones. El Banco de España, la pasada semana, revisó dos décimas al alza –hasta el 4,1%- el IPC subyacente esperado. También la Comisión Europea lo mantiene por encima de esta barrera, aunque no detalla una cifra concreta, al igual que otras instituciones internacionales como la OCDE.
Un mal augurio para la economía que, aún en fase de despegue tras la pandemia, convive con la crisis de precios. La energía, que acumula tasas negativas en la comparativa mensual durante todos los meses observados este año a excepción de febrero, ya no es el factor que más presión ejerce sobre los precios en España. Desde que los precios comenzaron a repuntar en primavera y verano de 2021, los analistas coincidían en centrar el tiro en la inflación subyacente, cuya menor volatilidad da señales del mayor o menor enquistamiento de la subida de precios en la economía.
Teniendo en cuenta la relajación prevista de los precios energéticos -hasta 16 puntos de media este año, maneja Funcas-, el núcleo de la inflación será los alimentos elaborados. Aunque se observa que el alza del precio interanual de este grupo se relaja, no hay que olvidar que únicamente supone una moderación del crecimiento: es decir, los precios crecen a un menor ritmo. Además, las previsiones de Funcas para los alimentos se mantienen durante la práctica totalidad del año rebasando el doble dígito. No en vano, el encarecimiento de esta parte esencial de la cesta del súper previsiblemente subirá un 13% después de hacerlo un 10,6% durante 2022.
Lejos de la meta europea
También la consultora económica y financiera, Afi, maneja un escenario central de relación de precios en el que el IPC subyacente, sí, mira a la baja, pero lejos de los objetivos comunitarios: esta tasa llegaría a un 2,5% ya en 2025. Es lo que corroboran los expertos para llamar a mantener la alerta con un nivel de precios que crece "a un ritmo relativamente elevado".
Los empresarios explican en el boletín económico de CEOE que la persistencia de esta tasa subyacente se debe a la resistencia de los precios de los servicios. A nivel europeo, recogía Afi, los precios de los bienes y servicios han resistido a la subida, si bien se mantienen por encima del nivel objetivo y descartan un retorno a 2% al menos hasta 2025.
La persistencia de los precios más elevados, por más tiempo de lo esperado ha sido una de las frases más recurrentes de los think tanks y también del supervisor a nivel comunitario, el Banco Central Europeo (BCE). El nivel actual de este indicador está dando alas a su presidenta, Christine Lagarde para mantener la histórica subida de los tipos de interés. Nadia Calviño defendía esta misma semana que, en los niveles que se mueve ya España, quizá la economía del sur ya no precisa de un mayor endurecimiento de la política monetaria, entendiendo que se tomen las decisiones a nivel comunitario.