La mochila del ahorro acumulado por los ciudadanos durante la pandemia ha sido clave para que la economía española creciera un 5,5% el pasado año. El problema de cara al futuro es que esta variable ha caído un 60% desde diciembre de 2020, lo que deja la tasa de ahorro en el 6,34%. Un porcentaje prácticamente idéntico al de 2019, año previo a la irrupción del Covid. Este dato evidencia que el colchón de dinero de las familias obtenido durante las restricciones impuestas para frenar el coronvarius ha volado.
En Europa, en cambio, el hundimiento ha sido menor. En concreto del 26,5%, para dejar la tasa en el 13,9%. Este dispar comportamiento se debe a que los españoles cuentan con menos reservas que el resto, lo que eleva la vulnerabilidad de las familias a la inflación y a las subidas de tipos de interés, que encarecen los préstamos. En cambio, los hogares europeos pueden defenderse mejor de estos incrementos al contar con más ahorro del que además pueden lograr una mejor rentabilidad por la mayor remuneración que se paga por los depósitos en Europa respecto a España.
Con todo, el gran problema es que el fin del ahorro embalsado por la pandemia lastrará el consumo en España hasta 2026, según vaticina la AIReF. Una previsión bien argumentada que supone una muy mala noticia para las perspectivas de crecimiento de la economías española. Más aún tras la parálisis que organismos como Funcas auguran a la inversión.
Una variable que junto al consumo suponen aproximadamente el 60% del PIB nacional. Este alto porcentaje pone de manifiesto que la pérdida de la demanda interna provocará una desaceleración más intensa de la prevista para la economía nacional en el presente 2023 y en los próximos 3 años.