Dice el tópico que la inflación es el impuesto a los pobres, y la realidad se encarga cada día de confirmarlo, especialmente aquí y ahora. Con una inflación subyacente estabilizada en el 7,5 % y una subida de los precios de los alimentos en zona de máximos alcanzando el 16,5% y llegando a superar el 30% en el caso de la mantequilla o de la leche, son ya 13,1 millones de personas, el 27,8% de la población, los españoles que se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, con datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobre (EAPN-ES), mientras que en el segmento de los jóvenes son 539.000 los menores de 30 años en riesgo de pobreza. Panorama que alcanza el nivel de deplorable e indignante en el caso de los niños donde son 2,3 millones de menores, 3 de cada 10, los que viven en situación de pobreza, 900.000 de ellos en pobreza severa.
Esta es la España real que contrasta con el país de las maravillas que nos pintan Sánchez, Calviño, Montero y Escrivá. Una España donde, entre 2019 y 2022, los años de gobierno del sanchismo, los salarios de los trabajadores afectados por convenio han perdido 4,2 puntos porcentuales de poder adquisitivo. Pérdida que se reduce a 2,5 puntos para los empleados públicos pero que se eleva hasta 6 puntos porcentuales en los pensionistas.
Así pues, los precios suben más que los salarios y que las pensiones lo que, como señala un reciente informe del Gabinete de Estudios de USO, supone una situación de empobrecimiento, merma la capacidad de ahorro y el peso de los salarios en el PIB, acentuando el riesgo de menor crecimiento de la economía en 2023 con el consiguiente impacto negativo en la creación de empleo.
Alerta en la coincide también la agencia de calificación Ethifinance Ratings que alerta sobre la tendencia alcista que mantiene la inflación subyacente y que supone una importante fuente de incertidumbre para las familias hasta el punto de condicionar sus expectativas de gasto para este año. Situación esta que tendrá consecuencias directas sobre la capacidad de crecimiento de la economía española para este 2023 que, desde Ethifinance Ratings, estiman en algo más del 1,3%, por debajo de su potencial.
Es decir que todos somos más pobres, tenemos menos capacidad de compra y con peor calidad de vida. Bueno, todos no. Porque mientras los ciudadanos de a pie nos apretamos el cinturón y padecemos una importante merma de nuestro estado de bienestar, ellos, el Gobierno de todos los de la OCDE que más ha incrementado la presión fiscal en el último cuatrienio, se está poniendo literalmente las botas con esa inflación que es incapaz de controlar.
Los datos oficiales del Ministerio de Hacienda confirman que el Estado recaudó el año pasado por impuestos 255.463 millones de euros, un 14,4% más que en 2021 y nuevo máximo histórico. Y el Banco de España estima que más de la mitad de la subida de la recaudación es consecuencia del impacto de la subida de los precios. Por tributos, la mayor recaudación fue el de Sociedades que creció un 20,8% más, seguido del IRPF que aumentó su recaudación en el 15,8%, mientras que los ingresos fiscales por IVA, el impuesto al consumo, aumentó el 13,8%.
Excedente de recaudación que no se traduce en mejora de los servicios que el Estado presta al ciudadano. Y, si no, ahí está el colapso del sistema de atención al ciudadano de la Seguridad Social con teléfonos con los que resulta imposible contactar, citas previas inexistentes y retrasos de hasta tres meses en la tramitación de las pensiones. O el caos de los trenes de cercanías en Madrid, que dependen Sánchez, no de Ayuso. El mismo Sánchez que riega con 2.556 millones el presupuesto de cercanías que destina a Cataluña para pagar el apoyo parlamentario de sus socios de la `Frankestein´. Son sólo dos ejemplos.
Y, ojo, que la fiesta sigue, porque sólo en los dos primeros meses de este año la negativa del triunvirato Sánchez, Calviño, Montero a deflactar la tarifa del impuesto sobre la renta el incremento de la recaudación de Hacienda por este concepto ha sido ya de un 11%, alcanzando cifras nunca registradas y que permiten augurar un nuevo récord en ingresos. No es magia, son tus impuestos.