Opinión

China: primera en llegar, última en irse

La pandemia de Covid-19 comenzó en la República Popular China con un brote epidémico el 17 de diciembre de 2019 en Wuhan. En 2022 su gobierno ordenó nuevos confinamientos en la política conocida como "cero Covid ", provocando estragos en la economía y sociedad. En consecuencia, el consumo de los hogares se ha mantenido persistentemente por debajo de su tendencia de largo plazo, mientras que la tasa de ahorro de su población ha aumentado.

Ahora, el abrupto giro del gobierno chino en esta política "cero Covid" desde diciembre y una actitud procrecimiento han dispuesto el escenario para un repunte mayor de lo esperado en 2023. De hecho, ya hay signos alentadores. Según nuestras estimaciones, la actividad económica ha recuperado 68% de su nivel prepandemia, frente a 50% de noviembre, cuando el país estaba bajo estrictas restricciones. De manera que esperamos que su demanda interna se recupere, compensando en parte el debilitamiento de la demanda externa. Eso sí, su mercado laboral puede permanecer débil hasta que se active un significativo estímulo fiscal y con ello la fortaleza y sostenibilidad del repunte. De momento su ministro de Finanzas, Liu Kun, ha reiterado planes para expandir el gasto fiscal "apropiadamente" y ayudar a la recuperación.

Así, más medidas de estímulo pueden mejorar la confianza de los hogares y demanda de vivienda, estabilizando su sector inmobiliario, que sufrió contracción del 10% en inversión y de 53,4% en adquisición de suelo en 2022. Incluso en el tercer trimestre de 2022 el tipo de interés hipotecario fue 4,3%, el menor desde 2009. De todas formas, un repunte inmobiliario importante parece poco probable por razones estructurales, incluyendo que el aumento de la población en China posiblemente haya alcanzado máximo.

Además, la posibilidad de estímulo a gran escala puede ser limitado, dada la fuerte disminución de ingresos de los gobiernos locales, cuya emisión de deuda este año puede ser muy similar a 2022. En cuanto a su gobierno central, esperamos que el déficit fiscal se mantenga en su nivel habitual, alrededor de 3% del PIB, ligeramente superior a 2,8% de 2022, pero inferior a 3,6% de 2020.

El caso es que hace apenas unos años el apetito de los inversores globales por las acciones chinas parecía insaciable, incluso con una guerra comercial en ciernes con EE. UU. Sin embargo, a partir de 2020, se han sucedido eventos negativos, con un mercado bajista para todos los índices de renta variable chinos: Covid-19, medidas regulatorias, recesión inmobiliaria, tensiones geopolíticas con EE. UU. y amenazas de exclusión de cotización de compañías chinas, así como movimientos del presidente Xi Jinping para aumentar sus poderes.

De manera que los índices MSCI China, CSI 300 y Hang Seng llegaron a caer 60%, 50 y 40% respectivamente en dólares desde máximos. Sin embargo, se han recuperado masivamente desde finales de octubre de 2022. Efectivamente, tras protestas internas, las restricciones relacionadas con Covid se han levantado a un ritmo rápido. Respecto a su sector inmobiliario. las autoridades finalmente han establecido mecanismos de protección creíbles para restaurar el acceso al crédito de los promotores más solventes, así como la confianza de los compradores en que los proyectos de construcción se completarán. A ello se añade que la ola regulatoria que afectó a muchos sectores, desde plataformas de Internet hasta fintech, juegos y educación, ha llegado a la fase de implantación, con pocos anuncios nuevos. Incluso la amenaza de exclusión de bolsa que se cernía sobre empresas chinas que cotizan en EEUU ha disminuido, pues las autoridades estadounidenses han indicado recientemente satisfacción con el acceso a los documentos de auditoría. Finalmente, aunque las tensiones geopolíticas con EE. UU. continúan, ha habido señales marginales de que están disminuyendo.

Así que las valoraciones se han recuperado rápidamente tras mínimo de finales de octubre. Por múltiplo precio-beneficios esperados el índice MSCI China ha llegado a pasar de ocho a 11,6 veces, de vuelta a su promedio a largo plazo. Por su parte las acciones locales "A", que cotizan en Shanghái o Shenzen en yuanes, han llegado a cotizar a 12,6 veces -su promedio de largo plazo es 13,7-.

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