
Recelo y suspicacias ha causado en el mercado laboral y su aledaños de la política la decisión del ministro Escrivá, que lo es de la Seguridad Social, de cambiar las estadísticas de empleo y su controvertida desestacionalización. Cambio este que se añade a la falta de transparencia en la contabilización de los fijos discontinuos que crea serias dudas sobre la fiabilidad de los datos del paro registrado y que como afirma el asesor de la Dirección General de Economía, Estadística e Investigación del Banco de España, Juan F. Jimeno, "presentar series desestacionalizadas sin declarar explícitamente cómo se han elegido estos grados de libertad no es útil y da pie a sospechas sobre el uso interesado de datos económicos".
Recordar que la desestacionalización supone redistribuir el comportamiento de la serie en el conjunto del año, teniendo en cuenta el comportamiento histórico de años anteriores, aunque el promedio de las variaciones tiene que compensarse entre sí y al final del año el aumento de la afiliación tiene que acabar sumando lo mismo. Algo que, en el caso actual permitirá mejorar los datos hasta mayo, precisamente cuando se celebran las elecciones municipales y autonómicas. De hecho, la comparación con años anteriores lleva a prever una caída de la afiliación en enero de 200.000 personas en la serie original, pero que se convertirán en positivos si se desestacionalizan
Y malicia también el hecho de que este cambio coincida con una ralentización del mercado laboral, cuando la tasa interanual de crecimiento de las afiliaciones se ha reducido desde el 4,2% de enero hasta el 2,4% de diciembre, mientras que el incremento anual ha sido de un 3,4%, y siendo la modalidad de fijos discontinuos la que ha tenido un mayor incremento, el 118,2%, treinta y cinco superior al incremento anual.
Además, como expone el informe sobre contratación realizado por el Gabinete de Estudios de USO, las personas con un contrato indefinido a tiempo parcial se han incrementado un 35,6%, más del doble que aquellas que están con un contrato a jornada completa que suben sólo un 16%, lo que lleva a los autores del informe a preguntarse si ¿no se estará produciendo un efecto de mejora estadística del empleo? dado que tan afiliado a la Seguridad Social es el que trabaja 4 horas a la semana como el que trabaja 40 lo que explicaría porque este incremento de cotizantes no se traduce en la misma medida en un incremento de las cotizaciones. Y también permitiría aclarar por qué no se han recuperado las horas efectivas de trabajo con anterioridad a la pandemia ni las que se efectuaban en el año 2008 antes da la crisis financiera.
Maquillaje o falseamiento de las cifras, que es una práctica habitual en el sanchismo, y cuyo último exponente ha sido la bufonada de la Delegación del Gobierno en Madrid al cifrar en 31.000 personas los asistentes a la masiva manifestación del pasado sábado en Madrid, que sin llegar a los 700.000 que cuentan las asociaciones convocantes, si superaron los 200.000 como recogen las estimaciones de organismos independientes y los medios internacionales.
Manifestación en defensa de la Constitución, la democracia y la unidad de España que están siendo amenazadas por Sánchez y sus socios. Un Sánchez, carente de credibilidad y de empatía, que en la última semana ha sido denunciado ante el Parlamento Europeo, y no por parlamentarios españoles sino húngaros y portugueses, acusándole "intentar desmantelar el Estado de Derecho y las libertades democráticas" y que, con un ademán de soberbia autoritaria, falta al respeto y desprecia la voz de los ciudadanos a los que debería servir y gobernar comparando a los manifestantes constitucionalistas con Trump, Bolsonaro y los golpistas catalanes. Cómo dice sabiamente el refranero "cree el ladrón…"