Opinión

La industria y la incapacidad de Moncloa

Si hay una rama de actividad estratégica para impulsar la competitividad de un país, esa es la industrial. Se trata de un sector que en España contribuye de manera esencial a la creación de valor, con inversiones en I+D+i importantes y continuadas, capaz de generar empleo estable y de calidad, dinamizador de la actividad empresarial allí donde se instala al crear un ecosistema de industrias auxiliares, que en definitiva, es generador de riqueza y bienestar.

Sin embargo, durante la legislatura de coalición de Pedro Sánchez ha experimentado un estancamiento extraordinario, en buena parte debido a la falta de impulso y ambición del Gobierno a la hora de relanzar la actividad industrial, anteponiendo políticas ideologizadas a las más óptimas y eficientes. La ministra de Industria, candidata del PSOE a las municipales madrileñas, no ha sabido dar respuesta a muchas de las batallas que el sector industrial necesitaba que hubiera librado, tanto en el terreno energético, como el laboral o el medioambiental.

Hay que agradecer las formas de la titular de esta cartera, pero más allá del talante, España ha necesitado aplicar medidas eficaces para una industria que se desenvuelve en un mundo global, con mercados internacionales altamente competitivos y que requieren del apoyo del sector público en aquello que mejor puede hacer: aprovechar la mayor herramienta de política económica que tiene un gobierno, el presupuesto.

Aquí, en la ejecución presupuestaria, es donde el ministerio de marras no alcanza el aprobado. Lo constata la estadística. Algo que se puede comprobar a lo largo de la legislatura, observando que esta cartera apenas ha ejecutado la mitad de los fondos de que ha dispuesto. En 2019 su grado de ejecución fue del 52%, el tercer peor ministerio; en 2020 el segundo por la cola con un 54%, en 2021 de nuevo fue el tercer peor ministerio ejecutando el presupuesto con un 58%, para llegar a 2022, donde a 31 de octubre tan sólo ha ejecutado el 19%, el último entre los 23 ministerios de Pedro Sánchez.

La industria española está prácticamente estancada. En términos de Valor Añadido Bruto, en 2018 el sector industrial representaba el 14,51% y en 2021 el 15,31% a pesar de la caída del sector servicios. Desde el año 1980, cuando la contribución del sector industrial al PIB superaba el 25%, no ha dejado de disminuir. Por eso, resulta descorazonador comprobar como ante la urgente necesidad de potenciar nuestra capacidad productiva y recuperar nuestra autonomía industrial estratégica no se aprovechan todos los recursos disponibles para reindustrializar nuestro país y aproximarnos al objetivo de un 20% de aportación de la industria al PIB, tal y como plantea la Unión Europea.

La radiografía del tejido empresarial que compone el sector, con gran presencia de pymes, tampoco es muy alentadora. Desde 2018 la industria, tanto extractiva como manufacturera, ha perdido 3.712 empresas hasta octubre de este año según las estadísticas de empresas inscritas en la Seguridad Social del Ministerio de Trabajo.

Los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia podrían paliar la pérdida de competitividad industrial que han sufrido diversos territorios de nuestro país, pero desgraciadamente tampoco se salvan de la incapacidad para gestionar del ministerio.

La esperanza de poder contar con unos fondos extraordinarios que transformaran la industria española provocó que se presentaran más de 750 proyectos en la Manifestación de Interés que en diciembre de 2020 lanzó el ministerio, frustrándose las expectativas creadas a consecuencia de la opacidad en la selección de los grandes proyectos transformadores y sus errores de diseño, o por la pírrica ejecución de fondos europeos. En 2021, el ministerio de industria tan sólo liberó pagos por un 6% de los fondos europeos que tenía presupuestados y hasta octubre de este año, los pagos realizados suponen un 18% de los fondos para 2022, en su mayoría para transferirlo a CCAA o Entidades Locales.

El Perte del vehículo eléctrico representa el gran fracaso en la gestión del ministerio, adjudicando tan sólo el 29% de los fondos disponibles. Los anuncios precipitados de beneficiarios de los fondos antes de tener lanzadas las convocatorias han sido esperpénticos desde que se anunciara el Perte el 4 de marzo de 2021. Actos como el de Navalmoral de la Mata y su gigafactoría, donde el presidente y la ministra anticipaban el 18 de julio la llegada de fondos europeos para finalmente quedar excluida de la convocatoria, quedarán para ejemplificar lo que un dirigente político no debe hacer. Con el Perte Chip se repite el error al anunciar inversiones y beneficiarios de fondos antes de que tenga ni una sola convocatoria abierta.

En los Presupuestos Generales del Estado para 2023, Pedro Sánchez asigna al Ministerio de Industria más fondos europeos que a cualquier otro ministerio, 6.258 millones. Es decir, le da la mayor responsabilidad, la que determinará que España crezca el año próximo, al ministerio que peor ejecuta fondos y cuya titular alterna desde ya, campaña electoral y trabajo ministerial.

El reto es mayúsculo. El presupuesto contempla fondos de la Adenda al Plan de Recuperación que todavía ni hemos solicitado, ni nos han aprobado. Concretamente, el Ministerio de Industria tiene que movilizar 1.440 millones mediante préstamos para activar unos Perte que ha anunciado pero que prácticamente no han arrancado; o 950 millones para crear un Fondo de Coinversión con Instituciones Soberanas que, según el ministerio, compartirá inversiones con instituciones e inversores extranjeros en empresas españolas mediante participaciones en el capital social o en fondos de inversión. Tras la mala experiencia del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas de la SEPI será necesario estar vigilantes para saber en qué, bajo qué fórmula y con quién, invierte el Estado a través de este fondo dependiente del Ministerio de Industria.

La industria española necesita trabajar en un marco predecible, estable, que potencie su competitividad y que se active toda la potencia presupuestaria, atributos todos, que el Gobierno ha sido incapaz de lograr.

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