Opinión

El efecto escalón en la inflación

Sorprendía la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística anunciando una rebaja de un punto y medio en la tasa de inflación en España que quedó en el 9% según el dato adelantado de septiembre, frene al 10,5% que alcanzó en agosto. No hay nada como cambiar al máximo responsable de un organismo para que los números empiecen a bailar al son que marca el Gobierno. Como en el caso del PIB del segundo trimestre que subió cuatro décimas sobre la estimación inicial, hasta el 1,5%, tras el nombramiento de Elena Manzanera como presidenta de la institución en sustitución de la dimisión obligada de Juan Manuel Rodríguez Poo.

Una caída esta de la inflación que deja a España por debajo de la media de la UE, donde el alza de los precios creció hasta el 10%, tasa similar a la registrada en Alemania que alcanzó un nivel nunca visto en la primera economía del euro desde la Segunda Guerra Mundial. Mejora que, sin embargo, no nos servirá para evitar nuevas subidas de tipo de interés, que las decide el Banco Central Europeo en función de la evolución del conjunto de la Unión y sobre todo de los intereses y necesidades de Berlín.

Pero sin quitar importancia o restar veracidad al INE, a la espera de que el dato definitivo lo confirme, hay que puntualizar que el origen principal de este descenso de la tasa inflacionaria está en el llamado "efecto escalón", es decir el resultado que se produce cuando los precios han subido mucho en un período determinado y que, un año después vuelven a moderarse en su variación interanual no por un descenso real sino por un efecto meramente estadístico.

Recordar que fue en septiembre de 2021 cuando la inflación en España pegó su primera subida importante, hasta el 4%, y que a partir de ahí empezó a dispararse por lo que, es el "efecto escalón la causa que explicaría la moderación de la inflación en los meses venideros.

Por eso se entiende poco la euforia del Gobierno sacando pecho por un dato inflacionario que podría ser un espejismo y que, en todo caso, más que un descenso de los precios apunta a una desaceleración en la subida que el INE explica por la caída de los precios de la electricidad, los carburantes y el transporte, pero que no se refleja en la cesta de la compra como muestra el dato de inflación subyacente, sin energía ni alimentos sin elaborar, prácticamente estabilizado en el 6,2%. Al tiempo que, en el caso de la energía algunos analistas apuntan a un cambio en el método de cómputo de la electricidad, pasando de utilizar la relativa al mercado libre a sustituirlo por las tarifas del mercado regulado.

Y hablando de escalones, para peldaño de altura el que subía el pasado viernes la ministra, María Jesús Montero, anunciando un nuevo récord en la recaudación impositiva que, con datos del Informe de Ejecución Presupuestaria, creció un 45% durante el mes de agosto por la inflación que eleva los ingresos totales de Hacienda a 26.930 millones de euros, un 19% más que un año antes.

De esta cifra total 10.765 millones corresponden al aumento de la recaudación por IRPF, que el gobierno se niega a deflactar, como se niega también a bajar los impuestos a esa clase media y trabajadora y penaliza a las empresas, el consumo y la inversión cuando el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, José Félix Sanz, ha estimado en 4.100 millones más el coste de la Campaña de la Renta de 2021 para los ciudadanos españoles.

Y esto con un presidente, Pedro Sánchez, y un gobierno que carentes de soluciones y de sentido del Estado se autocalifican como los más sociales de la historia. Como dice sabiamente el refranero "dime de qué presumes y te diré de qué careces"

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