
La era del dinero barato ha terminado. Después de una década marcada por políticas monetarias expansivas mediante bajadas de interés y compras masivas de deuda, los bancos centrales mundiales están ahora subiendo los tipos de interés como medida de contención ante la creciente inflación que asola a las principales economías del mundo. Durante este año han subido tipos los principales bancos centrales de países como EEUU, Europa, Inglaterra, India, Australia o Suiza.
Centrándonos en la zona euro, hemos experimentado una inflación creciente durante los años 2021 y especialmente durante 2022, donde el aumento de precios ha escalado desde valores negativos hasta situarse por encima del 9%. Existen múltiples causas que están agudizando esta escalada de precios como son la guerra de Ucrania, las continuas restricciones y cuellos de botella en las cadenas de suministro, además de la agresiva política monetaria expansiva llevada a cabo por los bancos centrales en los últimos años, especialmente desde la crisis sanitaria del Covid-19. Merece la pena señalar que más de la mitad de esta subida de precios se explica por el aumento de los precios de la energía provocada por la guerra de Ucrania y, en mi opinión, estas presiones inflacionarias solamente podrán acabar con una solución política que ponga fin a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Hay que recordar que el objetivo principal del Banco Central Europeo (BCE) es la estabilidad de precios de la zona euro, situando la inflación en valores cercanos al 2%. Una de las herramientas clásicas de las que dispone una economía para controlar la inflación es el uso de la política monetaria. Esto quiere decir que el BCE tiene la potestad para utilizar sus herramientas de política monetaria necesarias cuando lo considere oportuno por lo que, ante la galopante escalada de la inflación, el BCE ha decidido mover ficha y aplicar una política monetaria restrictiva subiendo los tipos de interés. Concretamente, a finales del mes de junio el BCE decidió aumentar los tipos del 0% al el 0,5%. Hacía más de 10 años que el BCE no llevaba a cabo una subida de tipos de interés, los cuales llegaron a mantenerse en el 0% durante años. Con esta subida se pretende enfriar la actividad económica incentivando el ahorro y penalizando el endeudamiento y, por tanto, disminuyendo el consumo y la inversión. De esta forma se consigue rebajar la presión sobre los precios.
Sin embargo, una política monetaria restrictiva siempre lleva aparejada una desaceleración del crecimiento económico y es por ello que el BCE tiene que ser muy cuidadoso y medir bien sus fuerzas para poder contener la inflación, pero que ello no suponga llevar a los países de la zona euro a una recesión económica con mayor desempleo que pueda agravar todavía más la situación.
La principal consecuencia de la subida de tipos del BCE es que resulte más caro endeudarse. El BCE aplica un 0,5% más de interés en sus préstamos al sistema interbancario, es decir, a los bancos donde tenemos nuestros ahorros, y esa subida la trasladan directamente los bancos de cada país a las empresas y familias que soliciten un crédito. Por tanto, los principales perjudicados de esta medida serán, por una parte, las empresas o familias que tengan previsto contratar algún crédito o préstamo ya que el coste de esta deuda será más alto y, por otra parte, aquellas familias que ya tenían contratada una hipoteca a tipo variable, la cual se verá encarecida mediante la subida del EURIBOR (tipo de interés al cual se prestan dinero los distintos bancos europeos y tipo de interés de referencia utilizado para los préstamos hipotecarios). Este EURIBOR depende principalmente de las expectativas de evolución futura de los tipos de interés. Los mercados han ido descontando durante los últimos meses tanto la subida de tipos de interés de julio como las subidas esperadas durante los próximos meses. Ello explica que el euribor haya estado subiendo tanto incluso antes de que se anunciara la subida de tipos de interés.
Por otra parte, podrán verse beneficiados aquellos ahorradores que tengan depósitos o productos como bonos, letras del tesoro u obligaciones ya que mayores tipos de interés por parte del BCE suponen mayores remuneraciones de estos productos.
Como conclusión, las subidas de los tipos de interés favorecen a empresas y familias ahorradoras y perjudican a las endeudadas, y las previsiones son que seguirán subiendo a corto y medio plazo hasta que se logre contener la inflación.