Opinión

La mayor brecha del IPC frena el PIB

La inflación armonizada en la eurozona escaló hasta el 8,9% en julio, mientras que la subyacente (sin los elementos más volátiles, como la energía y los alimentos frescos) se quedó en el 4%.

 Unos porcentajes que son bastante inferiores al 10,8% y 6,1% que presenta nuestro país en el mismo mes, según los datos adelantados del INE. Estos porcentajes dejan patente que España se encuentra entre las economías que sufren una mayor tasa de inflación, sobre todo si se compara con el resto de la UE. De hecho, el diferencial del IPC entre nuestro país y la eurozona ha crecido tres décimas en el último mes hasta rozar el 2%. Al contrario que en el primer trimestre del año, la causa de esta brecha no es solo producto del componente energético. Ahora influyen también factores como el textil y, sobre todo, los alimentos, cuyo encarecimiento supera en siete puntos la media europea. Esto demuestra la necesidad que existe de que el Ministerio de Agricultura ponga en marcha de una vez por todas el reglamento incluido en la ley de la cadena alimentaria. Solo así se evitará el injustificable reparto de márgenes del sector, que tiene como grandes beneficiarios a los intermediarios al tiempo que perjudica al campo y a los consumidores. Mientras persista la demora, el diferencial de precios continuará lo que, para empezar, supone una muy mala noticia para el consumo, ya que lastra los presupuestos familiares.

El diferencia de inflación de España frente a Europa se agranda en el mes de julio por los alimentos hasta rozar el 2%

También constituye un freno de 1,9 puntos para la competitividad de nuestras empresas frente al exterior. Esto afecta a las exportaciones que fueron claves para que España superara la crisis financiera y la generada por la pandemia del Covid. La pérdida de estos motores unido a la falta de soluciones del Gobierno ralentizará la recuperación económica.

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