Opinión

El sábado de gloria

El sábado pasado se reunió en la calle Ferraz el Comité Federal del PSOE. ¿Para qué? Para nada. Dicho Comité, en vez de comportarse como una instancia de control y debate, se ha convertido en un foro de aclamación y sumisión al líder. Al tiempo, Sánchez ha ido liquidando a las personas que lo respaldaron a medida que sus propias incapacidades conducían al PSOE a una situación insostenible. Es curioso que ese sábado nadie allí haya sido capaz de hacer mención a la derrota andaluza, que ha señalado con claridad la deriva por la cual se está deslizando el sanchismo: la derrota electoral que le espera a nivel nacional.

Entre otras cosas, Sánchez se ha arrogado la facultad que corresponde al Congreso Federal al designar por sí y ante sí a la nueva vicesecretaria general y la incorporación de otros alterando las decisiones congresuales (véanse los artículos 21. C y 27.o de los Estatutos del PSOE). Desde su vuelta a la Secretaría General el Comité Federal se convirtió en irrelevante, ahora ha sido escarnecido. Una auténtica vergüenza. En efecto, el Comité Federal como órgano de debate y decisión fue eliminado por Sánchez cuando ordenó en el 40 congreso que liquidara las competencias de ese órgano.

Tras su elección en primarias, se dio todo el poder partidario a sí mismo, creando un culto en torno a su figura y a él han quedado subordinados cuantos en el PSOE desempeñan responsabilidades de cierta relevancia. Y esta situación es sabida y asumida, pero nunca denunciada en el PSOE, ni en sus entornos mediáticos ni en los grupos de interés que le son próximos.

La primera pregunta es sencilla: ¿Funciona la gestión de Pedro Sánchez? La inconsistencia política e ideológica de Sánchez se detectó cuando se proclamó socialdemócrata en el 40 congreso del PSOE, posición que nunca sostuvo. Según José Antonio Zarzalejos, "se ha convertido en un populista con una cierta esquizofrenia en política exterior. Cambió su Gabinete hace poco más de un año y lejos de mejorar sus mecanismos de eficiencia, los empeoró. Refrescó el partido con más leales y los ha ido liquidando sin importarle especialmente la fidelidad que le profesaron encumbrando a sus anteriores adversarios".

Nadie en el interior del partido ha sido capaz aún de denunciar que el problema del PSOE es su secretario general.

Tal como están las cosas y teniendo en cuenta quién y a quién ha seleccionado Sánchez para ocupar cargos de representación (diputados, senadores, etc.), así como para jugar el papel (imprescindible en cualquier organización democrática) de debate, crítica y control. Pero hay más. ¿Qué apoyo interno le ha permitido a Sánchez meterse en la cama con los proetarras de Bildu? ¿Es que no pudo pactar en Navarra con partidos constitucionalistas antes de hacerlo con semejantes individuos? Y qué decir de sus permanentes conchabeos con los separatistas catalanes, esos impresentables que no sólo quieren destruir la unidad constitucional de España sino que están hundiendo en la miseria a Cataluña.

Mientras la situación económica y social entra en barrena, el Gobierno no hace sino mostrar su incompetencia. Baste para demostrarlo su incapacidad para presentar proyectos ante la UE que la propia UE se encargaría de financiar.

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