Opinión

La factura de la competitividad

Para el autor, Sánchez se inventa conspiraciones para tapar sus fracasos

Pasados ya los fastos de la cumbre de la OTAN, prueba que el gobierno ha superado con notable alto en cuanto a la organización y no tanto en lo que a objetivos se refiere, la factoría Sánchez&Cia Producciones vuelve a enfrentarse a la cruda realidad de un país a las puertas de la recesión, con la mayor tasa de inflación de las grandes economías europeas a pesar de ser el país menos dependiente del gas ruso, con los españoles sufriendo la mayor pérdida de poder adquisitivo de los últimos 45 años y en vísperas del cambio de orientación en la política monetaria de la UE, que ya se nota en la subida de los tipos de interés y en la escalada de la deuda pública.

Una tormenta perfecta que, como advierten desde la patronal CEOE está generando "un mayor grado de incertidumbre que contiene las decisiones de inversión y consumo y supone un riesgo para la estabilidad fiscal", además de una "pérdida de competitividad acumulada de la economía española" como consecuencia de la mayor subida de nuestros precios y costes en relación con los de nuestros competidores europeos.

De hecho, los últimos datos de Aduanas correspondientes al primer cuatrimestre de este año, muestran que frente al aumento del 23,2% del valor de nuestras exportaciones, pero sólo un 5% en volumen, las importaciones españolas crecieron un 39% en valor y un 15% en volumen, generando un déficit comercial de 21.810,9 millones de euros, cuatro veces superior a los 4.559,7 millones del mismo período de 2021, mientras que el saldo negativo de la balanza corriente se elevaba a 1.200 millones de euros, tres veces más que un año antes.

Una factura exterior que unida al aumento de los precios de la energía de las materias primas, del transporte y a las dificultades de suministro de materiales y de componente se empieza a reflejar ya en una desaceleración de la creación de empleo, como muestran los datos del paro registrado en junio, un mes tradicionalmente favorable para el mercado de trabajo pero que este año ha sido el peor junio desde 2009, descontando el año del COVID, con una caída del desempleo casi cuatro veces inferior a la del mismo mes del año pasado y con la mitad de nuevos puestos de trabajo creados.

Y estos son datos reales, avalados por las estadísticas, por Eurostat y por los organismos independientes que nada tienen que ver con contubernios de poderes oscuros políticos, económicos o mediáticos Sólo le faltaba a Sánchez inventarse una conspiración judeomasónica para identificarse a imagen y semejanza de ese dictador Franco que tanto le obsesiona y al que tanto recurre para intentar tapar sus fracasos, sus incumplimientos y el déficit de competitividad de su gobierno.

Señor Sánchez, ni yo ni ninguno de mis compañeros de profesión, con los que me relaciono y a los que conozco, militamos en partido político alguno, ni recibimos dinero, órdenes y consignas de ninguna persona, organización o colectivo político, empresarial o de cualquiera otra índole. Nuestra única y leal servidumbre ha sido siempre, y sigue siendo, con la verdad, con la independencia y con la libertad de expresión. Algo que no pueden decir sus acólitos en medios de comunicación militantes y propagandistas. Como dice sabiamente el refranero, cree el ladrón que son todos de su misma condición.

Y sí, Presidente, en algo acierta usted en esas entrevistas que concede sólo a sus medios serviles. Su gobierno es incómodo y molesto. Pero lo es no para contubernios de poderes oscuros, sino para España y para los españoles. Y, sobre todo su gobierno es un gobierno malo. Seguramente el peor desde el franquismo para la sanidad, para la educación, para la economía, para el Estado de Derecho, para la democracia y para las libertades.

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