La crisis que se inició en el año 2008 trajo una mayor desigualdad. ¿Y la crisis de la pandemia?
Conviene saber que la desigualdad de la renta se mide mediante encuestas de hogares, que suelen subestimar los ingresos más altos y no capturan la renta nacional, lo que suele dar lugar a inconsistencias.
El conocido economista Piketty, junto a otros coautores (2018) desarrollaron bajo el paraguas del World Inequality Lab lo que se conoce como Cuentas Nacionales Distributivas. Lo hicieron a partir de un estudio para Estados Unidos. Los autores combinaron datos fiscales, encuestas, y las cuentas nacionales para construir series sobre la distribución de la renta nacional antes y después de impuestos.
Aplicada esa metodología a España, ESADE, de la mano de los economistas Artola, Martínez Toledano y Sodano han llegado (junio de 2022) a las siguientes conclusiones para España:
- El peso de las rentas del capital (un 25% del total) no ha crecido tanto respecto a las rentas del trabajo (el 75%) comparado con otros países desarrollados.
- El 1% que más gana obtiene entre un 13 y un 17% de la renta nacional (y no un 10 u 11% según las estimaciones anteriores).
- Las desigualdades de renta se redujeron durante los años del boom inmobiliario, pero han aumentado desde el estallido de la crisis financiera de 2008, debido fundamentalmente al aumento del desempleo, al recorte en salarios y al crecimiento de las rentas financieras entre los grupos con renta más alta. La participación del 1% que más gana en la renta nacional ha aumentado de un 13% en 2007 a un 17% en 2019.
- La recaudación por impuestos aumentó durante la década de los ochenta (del 15 al 26% de la renta nacional), manteniéndose relativamente constante desde entonces. No obstante, la composición de la recaudación por tipo de impuesto ha experimentado importantes variaciones.
- El sistema de impuestos y trasferencias, así como consumo público en sanidad y educación, permiten reducir parte de las desigualdades en ingresos.
Los citados autores consideran que es necesario mejorar las políticas educativas, así como avanzar hacia la reducción del muy elevado desempleo y de la temporalidad. También que el excesivo precio de la vivienda acrecienta los riesgos sistémicos e, inevitablemente, concentra los beneficios empresariales entre los más ricos.
En materia fiscal, aseguran que es clave aumentar el carácter redistributivo del sistema. La medida más urgente radica en la reforma del Impuesto sobre Sociedades para que se recuperen los niveles de presión fiscal anteriores a 2008. Asimismo, se debe buscar una armonización de la fiscalidad patrimonial, con vistas a incrementar la progresividad del sistema. Por otro lado, el IRPF, que quiso ser un impuesto redistributivo, ya no lo es, pues casi el 90% de la recaudación sale de los bolsillos de los asalariados y los salarios representan, respecto a la renta nacional, un porcentaje mucho menor.
Tengo para mí que esta creciente desigualdad tiene entre sus causas principales la debilidad creciente de los sindicatos y esa debilidad se debe, antes que a cualquier otra causa, a la descentralización del trabajo, que antaño se acumulaba en grandes y pobladas fábricas y que hoy ya no existen.