Opinión

Lógico temor a los bancos centrales

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal

La encuesta mensual a los gestores realizada por Bank of America entre el 6 y el 12 de mayo muestra un pesimismo sobre la marcha de la economía global que alcanza cotas sin precedentes desde la crisis financiera de 2008.

E incluso las supera, en el caso de las expectativas de los beneficios empresariales. Por ello, la mayoría de los 331 representantes de la industria de la gestión que han participado en el sondeo recomienda infraponderar a la hora de invertir en todas las regiones. Es evidente que este desplome de los pronósticos reconoce el impacto de la subida desbocada de los precios. No obstante, ni la alta inflación ni la amenaza de recesión por la guerra en Ucrania repiten como el principal problema para los gestores, sino el impacto de la normalización monetaria de los bancos centrales. Este cambio no es casual. Sin duda, las subidas de tipos deben atajar la espiral del IPC. Pero la agresividad que ya muestra la Fed para conseguirlo (se prevé que el interés alcance el 3% a final de año) y que podría contagiar al BCE tendrá un fuerte impacto en la economía. No en vano, el error del eurobanco al subir los tipos en el verano de 2008 tuvo un efecto letal en la eurozona. Entonces, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se equivocó gravemente al encarecer el precio del dinero a pesar de que la crisis financiera caminaba ya por su undécimo mes de vida, lo que ya debilitaba la economía. Este ejemplo convierte en plenamente lógico el miedo que los gestores sienten en estos momentos ante la hoja de ruta de estas entidades en la retirada de estímulos monetarios. Los bancos centrales deben aprender la lección de lo ocurrido hace casi 14 años y evitar un nuevo patinazo que haga descarrilar la recuperación económica.

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