
Abertis lleva más de dos años sin comprar activos. De hecho, la última adquisición corresponde a mayo de 2017 cuando aumentó su participación en A4 Holding, su filial italiana. Es cierto que el deber de pasividad derivado del proceso de opa de Atlantia y ACS por tomar el control de la concesionaria frenó a la firma hasta diciembre del pasado año. Pero desde entonces Abertis tampoco ha intervenido en operaciones corporativas.
Esta inactividad llama la atención, ya que es incoherente con la anunciada intención de los dueños de la firma (Atlantia y ACS, a través de su filial Hochtief) de apostar por el crecimiento. A pesar de ello, la realidad es que Abertis ni siquiera ha pujado por prometedoras operaciones, como la venta de una vía de peaje en Chile.
Más llamativa aún es su ausencia en otra operación con una autopista de peaje en Canadá, ya que la concesión pertenecía a Iridium, filial de ACS. Todo apunta, por tanto, a que la parálisis que Abertis muestra solo puede responder a la falta de entendimiento entre Atlantia y ACS.
Así lo evidencia también que la firma tampoco forme parte de la terna de candidatas a adquirir unos activos concesionales de ACS en España por unos 400 millones. Máxime si se tiene en cuenta que el acuerdo al que llegaron ACS y Atlantia incluía que la concesionaria tuviera opción preferente sobre aquellas autopistas que la constructora de Florentino Pérez decidiera traspasar.
Es preciso, por tanto, que los dueños de Abertis vuelvan a entenderse. Además de impedir el crecimiento, el conflicto actual llega en muy mal momento para la concesionaria. Justo en el año en el que se enfrenta a los primeros vencimientos de autopistas en España, lo que tendrá un fuerte impacto en su negocio.