Opinión

Salarios inciertos

El INE acaba de publicar su Encuesta Anual de Estructura Salarial para 2017 que la prensa suele transcribir, pero sólo los resúmenes que el propio INE suministra.

Los datos se han obtenido mediante un cuestionario dirigido a establecimientos que provienen del fichero general de la Seguridad Social y del resumen que publica Hacienda sobre las retenciones del IRPF. Una muestra de 28.500 establecimientos que no incluye a los agricultores, ganaderos y pescadores y en el cual apenas aparecen las Administraciones Públicas. Y esto último, la poca representación de los empleos públicos –que son una parte sustancial del empleo total- no es baladí a la hora de sacar conclusiones sobre la estructura salarial de España. Pero vayamos a los datos.

El salario "mediano", es decir, aquella cantidad que divide en dos partes iguales (la mitad que ha ganado más y la otra mitad que ha ganado menos) fue de 19.830 euros, bastante por debajo de la media ya citada. Y es que la distribución respecto al salario no es una distribución equilibrada sino que acumula mucha más gente en torno a los salarios bajos.

Las variables que más influyen en el nivel salarial son, como es de esperar, la calificación profesional, el sector productivo, el tamaño de la empresa, el horario laboral, la fijeza en el contrato laboral, la antigüedad…

¿Y el género? Pues mucho menos. Veámoslo sin orejeras: si la "brecha laboral" midiera el efecto que puede tener en el salario percibido el hecho de ser mujer, es decir, la discriminación salarial ceteris paribus, es decir todas las demás variables iguales, esa "brecha salarial" sería insignificante.

¿Por qué? Porque, aunque la diferencia entre el salario medio femenino (20.608 euros) con el masculino (26.392 euros) es notable, a esas medias aritméticas les ocurre como a las medias que usan las damas: que esconden más de lo que enseñan. Se dice, por ejemplo, que la "la Estadística es una ciencia que dice que si tú te comes un pollo y yo no lo pruebo nos hemos comido la mitad cada uno", pero en el caso del pollo resulta que el coeficiente de variación es del 100 por 100, con lo cual queda explicado quién se comió el pollo y quién se quedó sin probarlo.

Por eso no se puede deducir que exista una discriminación salarial por el hecho de ser mujer, sino que ello se debe a efectos indirectos. Es decir, que tanto en los sectores mejor pagados (Suministro de energía eléctrica, 120% superior a la media y Actividades financieras, 43.774 euros de media) las mujeres están en franca minoría, mientras que, por ejemplo, en el peor pagado (Hostelería) las mujeres son mayoría, y lo mismo ocurre en las profesiones mejor pagadas (Ingeniería) o en los horarios, más intensos en los varones, o la antigüedad en el puesto de trabajo, pues muchas mujeres cortan sus carreras profesionales cuando tienen hijos.

En otras palabras, esa discriminación directa ("te pago menos por el hecho de ser mujer") seguramente existe, pero es de menor cuantía. Además, en el Sector Público tal discriminación no existe ni puede existir, pero ese sector público –ya se ha dicho- está muy sub representado en esta encuesta.

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