La entrevista que elEconomista hizo a Daniel Lacalle y publicó este sábado, 30 de marzo, ha sido la principal herramienta argumental del líder de los socialistas, Pedro Sánchez, para un mitin durante este fin de semana. No es la primera vez ni la última que las declaraciones de los adversarios políticos se utilizan como instrumento de campaña si estos suscitan polémica y promueven la agitación de sus parroquias. En esta ocasión, lo que dijo sobre las pensiones el protagonista de la entrevista, nada tiene que ver con lo que Sánchez aprovechó para arengar en su mitin.
El gurú económico del PP en ningún momento afirmó ser partidario de bajar o de recortar las pensiones. Más bien al contrario, si se hace una lectura sosegada de la entrevista, Lacalle defendió las cuentas de la Seguridad Social, habló de ingresos récord, y a continuación ponderó la bajada de impuestos para reactivar la economía, mejorar el empleo, y por ende mejorar las pensiones. Es más, en el documento sonoro que corresponde exactamente al día en el que fue entrevistado, aunque esta parte no fue editada –porque se da por hecho su postura, con la que se puede o no estar de acuerdo–, recoge la siguiente manifestación: "Yo no quiero que se bajen las pensiones. Estoy en contra de eso".
Las campañas electorales tienen lo que tienen. Cualquier resquicio sirve para atacar al contrario. Meter miedo al votante con las promesas del adversario es un actuación muy recurrente, aunque sean fake news y piten el día que pasen por la máquina monclovita creada ad hoc. Eso es lo que hizo Sánchez el domingo cuando desde su tribuna aseguró que Daniel Lacalle aboga por bajar las pensiones, un 20, un 30 y hasta un 40%. Incluso chanceó haciendo cálculos de como quedarían esas prestaciones si se les aplicarán los recortes mencionados.
Pero Lacalle no habló de recortar el 20, el 30 ni el 40% las pensiones. En la entrevista concedida destacó cómo otros países que habían transitado por una situación financiera como España, sí que llegaron a bajar las pensiones en esos porcentajes, mientras España las mantuvo y las revalorizó apenas un 0,25%. Habla de esa situación, y de un debate que se ha dado hasta hace muy poco, como pusieron de manifiesto países como Grecia y Portugal, donde las pensiones han experimentado una caída extraordinaria como única medida para ajustar sus cuentas públicas.
Lacalle sostiene que para garantizar el sistema de bienestar hay que trabajar por el crecimiento económico, propiciarlo fortaleciendo a las empresas y al bolsillo del contribuyente
En contra de aplicar mayor presión fiscal para recaudar impuestos, Lacalle sostiene en su entrevista que para garantizar el sistema de bienestar hay que trabajar por el crecimiento económico, y propiciarlo fortaleciendo a las empresas y al bolsillo del contribuyente. Es decir, que a los empresarios les cueste menos contratar personal, y que a los ciudadanos se les grave menos en el trabajo, para consumir más, y en consecuencia para generar empleo. Desde luego es una fórmula, con la que se puede estar o no estar de acuerdo. Se puede discutir, se puede disentir, pero no se puede concluir que con estos preceptos la apuesta de Lacalle es la de recortar las pensiones.
Es evidente que, en las palabras del futuro dirigente del Partido Popular no se vislumbra la claridad con la que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero se dirigió en 2010 al Congreso, y al conjunto de la cámara anunció: "El Gobierno ha decidido reducir las retribuciones del personal del sector público un 5% a partir de junio de 2010, y congelar en 2011". Y continuación, "suspender la revalorización de las pensiones, excepto las contributivas y las mínimas".
Aunque aún no estamos en el tiempo electoral reglamentario, y por eso la polémica de este fin de semana no es la de la campaña del doberman (pitbull) del PSOE –pero ya se va acercando–, el uso de las pensiones se ha convertido en un clásico arrojadizo para sacar tajada con un recurso tan epidérmico como el miedo. Desgraciadamente, este proceder está al orden del día en el mundo político, pese a que hay suscrito un pacto de Estado, el Pacto de Toledo. Y ese es el cauce en el que se discute la materia, si bien fue Zapatero quien unilateralmente anunció congelar las pensiones en 2010, y Rajoy, también unilateralmente, aunque éste con la presión del PNV, quien en 2018 decidió indexarlas al IPC y además aumentarlas en función del grado de crecimiento económico.
En esta polémica, además del universo político, también han participado algunos medios, en ocasiones forzando, retorciendo y seleccionando párrafos mal interpretados, omitiendo parte de la información y desenfocando el contexto de toda la entrevista, haciendo del mitin de Pedro Sánchez el verdadero argumento.
"Yo no quiero bajar las pensiones"
Para aclarar dudas, para despejarlas, elEconomista ha visto a bien publicar el resto de la declaración literal, referida a las pensiones, y que no llegamos a editar porque convenimos que no era necesario. Lacalle decía lo siguiente: "Todos los países que han ido por el camino impositivo de aumentar la presión fiscal, todos han aumentado la edad de jubilación, han reducido las pensiones y han reducido el porcentaje de remplazo. Entonces, yo, que no quiero que se bajen las pensiones estoy en contra de eso, porque no funciona. Entiendo que hay entes regulatorios, me acabas decir tres, que lo que quieren es recaudar más y entonces siempre presionan con subidas de impuestos para recaudar más".