Opinión

Los presupuestos o... viene la derecha más esquinada y el 155 al cuadrado

Pedro Sánchez ha vuelto a ejercer de ajedrecista y, en una jugada, ha reposicionado varias piezas del tablero político. El presidente del Gobierno viene afrontando tres frentes principales que ayer, en Barcelona, ha encauzado en un solo lance del juego. Esos frentes son, primero e indispensable, lograr la aprobación de los Presupuestos para 2019; suavizar el conflicto independentista sin que le pase factura; y esquivar un adelanto electoral.

El gambito ideológico de Sánchez se ha centrado en azuzar el fantasma de '¡que viene la derecha!', y más derecha que nunca. Ha vendido un contrafactual al independentismo: si no es conmigo, vienen juntos las 'gaviotas' y los 'naranjas', pero ahora con Vox, que ya hemos visto en Andalucía hace tres semanas cómo ascienden. Ojito, que el 155 que pueden acordar nada más sumen mayoría puede ser el 155 al cuadrado, estratosférico e indigerible para un Govern que haya permitido ese vuelco político que conllevaría la pérdida de las atribuciones de la Generalitat por algo tan inopinado como negar el apoyo al 'dialogante' Sánchez.

Hay veces que tocando una pieza se recoloca toda la partida. Y así ha sido: de hecho, PDeCAT y ERC ya han dado, ayer mismo, el aval a la senda de estabilidad, como primera piedra del apoyo a los Presupuestos indispensable para mantener la legislatura hasta sus postrimerías.

Una jugada maestra

La dificultad era dar una solución común a los tres frentes, y una solución que no implicara el sacrificio de alguno de los objetivos. Sánchez lo consiguió ayer con la reunión de su Ejecutivo y el Govern, simulando que no era una reunión del Estado con una autonomía. Nutrida de participantes y con aspecto no sólo de cumbre, sino de que fue inter pares, ha brindado una suerte de triunfo político que pueden exhibir el PDeCAT y ERC para justificar su apoyo a la senda de déficit del Gobierno socialista, que apuntala un futuro voto a favor de los Presupuestos.

No sólo eso, al tender una mano al Govern, Sánchez transita por esa senda del diálogo que reclama ese independentismo que rechaza una solución al conflicto decidida en los juzgados. Además, el presidente promete inversiones para Cataluña y, en el aniversario del 21-D, le da un protagonismo inusitado al conflicto catalán en una escenificación política sin precedentes trasladando La Moncloa a la Llotja de Mar, que es hoy el foco informativo de todo el país. Se trata de una reunión del Consejo de Ministros histórica, en pleno aniversario del 21-D, en la que se decreta la mayor alza del salario mínimo de la democracia, del 22%, y una subida a los funcionarios de todas las Administraciones, incluida la catalana.

Pero no se queda ahí: Sánchez seguirá renovando el protagonismo catalán en la última reunión del Gabinete del año, en el 'Consejo escoba' del próximo día 28, cuando, además de aprobar medidas como el alza de cotizaciones, se prevé que su alocución posterior al cónclave del Ejecutivo sea un repaso de conclusiones sobre la reunión de ayer con el president Quim Torra y varios miembros de su Gobierno.

"¿Qué pasaría si PDeCAT y ERC no le ayudan a sacar los Presupuestos? Pues que el adelanto electoral sería inevitable y si la derecha suma, vendrá el 155 más duro que jamás se haya visto sobre la tierra"

Con dos de los frentes ya embridados, remata la jugada del tercero: conseguir agotar la legislatura. Basta con transmitirle al Govern el relato alternativo. ¿Qué pasaría si PDeCAT y ERC no le ayudan a sacar los Presupuestos y a estirar su mandado hasta su último minuto? Pues que el adelanto electoral sería inevitable y habría nuevas sumas y mayorías. Más aún, si las urnas remedan los recientes resultados del 2-D depararán un ascenso de Vox y una virtual suma de PP, Ciudadanos y la formación de Abascal que activaría el artículo 155 más duro que jamás se haya visto sobre la tierra, nada que ver con el sucedáneo que pudo activar un Rajoy sin mayoría parlamentaria. Esa combinación del '¡que viene la derecha!' con un escenario de Mad Max autonómico –el 155 más duro– sería muy difícil de soportar para un Govern que lo habría propiciado. Ha sido el jaque de Sánchez que ha limpiado el tablero uniendo los tres frentes en uno. Y así es más factible la victoria política.

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