Los bancos españoles venden fondos de inversión y pensiones por valor de 280.000 millones en la última década, un volumen que triplica el propio de 2008. Esta evolución debe mucho al desarrollo del mercado en dicho periodo, cuando los tipos de interés bajaron hasta cero. Esa circunstancia restó todo atractivo a los depósitos y los clientes empezaron a demandar inversiones más rentables.
Pero también resultó crucial el mayor afán de la banca por ofrecer este tipo de vehículos financieros. Se trata de una estrategia acertada que no sólo pone a disposición de los clientes productos de mayor valor añadido. Además, supone unos ingresos para las entidades en concepto de comisiones (cerca de 8.000 millones) muy necesarios para volver a normalizar su rentabilidad.