Opinión

El futuro empieza ya

Establecer cualquier política con vocación de permanencia, y la energética más aún si cabe, pasa necesariamente por un pacto de Estado y requiere además la participación adicional de la sociedad civil, incluidos, por supuesto los consumidores.

Comprendo, aunque no comparto, la tentación de los políticos de utilizar la tarifa eléctrica como un elemento básico de su política, cedida la soberanía sobre los tipos de cambio y de interés sobre todo si los tributos afectan a 18 millones y el recibo de la luz, lo pagamos más de 28 millones de personas.

La tentación es crónica. Las tarifas domésticas han subvencionado históricamente a las tarifas industriales. Cualquier fiscalidad moderna debía ser transparente y, con la legitimidad que proporcionan las urnas, decidir la redistribución de nuestros impuestos hacia los objetivos que consideren necesarios para el interés general.

Todo lo que se aparte de esta premisa debía estar proscrito.

Las energías renovables serán, ya lo son, elemento fundamental en esa política energética junto con el ahorro y la eficiencia. Un porcentaje muy cercano a la totalidad de la nueva potencia que se instale en el mundo será renovable.

El desarrollo de la electrificación de las economías, tanto las desarrolladas, como aquellas (África, India, América del Sur) que necesitan dotar a 2.000 millones de habitantes de energía, serán mediante renovables.

El incremento del peso de la electricidad en nuestro PIB es absolutamente necesario, aunque no sea suficiente y se deberá hacer con energía limpia de origen renovable.

Estas energías, intensivas en capital y con costes variables tendentes a cero o muy bajos (mientras se mantengan los tipos de interés) a largo plazo de-ben contribuir al abaratamiento del precio final.

Debemos también decidir si queremos mercado o no. Mi opinión es afirmativa. Pero el mercado, es mercado. El regulador en un mercado libre, tiene mucho más trabajo, porque debe vigilar que se cumpla la norma y debe estar actualizando las reglas permanentemente, para que el mercado sea fluyente, transparente, accesible, etc., en fin todo aquello que define a un mercado, pero muy alejado de la intervención. Si se interviene, deja de ser mercado. Tendremos que elegir. Soplar y sorber al mismo tiempo no es posible.

¿Cómo favorecer la transición? No hay fórmulas mágicas ni únicas. La transparencia y la información al ciudadano deben estar en la fórmula. La huella de carbono de los productos y servicios, una vez establecida una metodología necesariamente eficaz y sencilla, debe servir a varios objetivos. Que el ciudadano conozca qué efectos tiene sobre el medio ambiente lo que compra o lo que usa: que el político pueda aplicar fiscalidad ambiental con objetividad; que las empresas lo incorporen a su RSC.

Debe ser una herramienta básica para lograr el incremento de la electrificación, con origen limpio.

Poner precio a las emisiones, ¿sirve a estos objetivos? Sin discriminar para que sea cierto el mensaje de quien contamina paga, creo que no. Lo estamos pagando todos, usemos energía sucia o no.

Éste también ha sido un elemento participante de los precios al alza, pero no el único. Vaya por delante que España tiende a igualarse con Francia en precios y estrecha la banda con Alemania. Si partimos de base cero, en 2017, España queda por debajo de ambos países, aunque las distancias se acortan.

¿Qué papel juegan las comercializadoras en todo esto? Me atrevo a decir que han dado estabilidad al mercado. En Gesternova, las coberturas tomadas en su momento nos han permitido mantener nuestros contratos y compromisos, no sin dificultad y sacrificio de nuestra cuenta de resultados. Ello es notorio por la ruptura de compromisos de algunas comercializadoras de importante tamaño con clientes de gran consumo. Todas tenemos cláusulas de salvaguarda para evitar que quebremos.

Con los muy escasos márgenes con los que trabajamos, no nos podríamos permitir, sin haber gestionado bien y en su momento, las coberturas necesarias, alternaciones significativas de precios. Otra cuestión es nuestra oferta a los clientes que se incorporen. Aun así, en el comparador de precios de la CNMC, Gesternova ocupa permanentemente lugares de cabeza.

No quiero terminar, sin advertir algunas malas praxis, al ofrecer descuentos, en lugar de precios fijos, (¿descuentos sobre precios establecidos libremente? No tiene sentido). Ofrecer seguros y servicios que, en la mayor parte de las ocasiones, no tienen contenido alguno, no tiene otro objetivo que completar ingresos sin que se reflejen en el precio del kilovatio.

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