Opinión

El dilema de Janet Yellen... o de Draghi

  • Las autoridades monetarias deben informar con antelación

Nunca ha sido ni será una solución real a los problemas de crecimiento y empleo el uso a espuertas del dinero, es decir, de las políticas monetarias expansivas que, por cierto, durante nuestra última gran recesión, de 2007 a 2013, han sobrepasado cualquier límite histórico e imaginable y, una vez más, no han logrado resultados significativos en la dirección esperada en términos globales o mundiales, y mucho menos en proporción a las tan diversas, profusas y prolongadas medidas desplegadas, ni a la inmensa cantidad de liquidez empleada.

Los bancos centrales han perdido su razón de ser (respecto del dinero, claro) y se han convertido en protectores -hace tiempo que venían siéndolo- de los intereses y necesidades del poder político, fundamentalmente, junto con los de ciertos grupos simbióticos al mismo, que lo son de todo rango e índole.Hace tiempo sabemos que, debido a los problemas de información, distorsiones, incertidumbres, inconsistencias de todo tipo o riesgos, también de todo tipo, las autoridades monetarias conciben cuándo inician una determinada política monetaria, sea contractiva o expansiva, pero no saben nunca cuándo, ni exactamente cómo (qué tipo de instrumentos o mecanismos son los óptimos, sobre todo tras su decisión y después de los cambios que ésta pueda producir), ni en qué cuantía o medida o con qué ritmo y sincronización deben frenar, parar, drenar o compensar su acción previa o inicial.

Tienen una idea, pero jamás conocimiento, control o medida precisos de las cosas. Por cierto, tampoco saben con exactitud la extensión, cuantía o resultado completo de su política monetaria inicial, siendo fehaciente que producen importantes y dañinas distorsiones en las expectativas, planes, previsiones o decisiones de los agentes económicos, y no lo hacen de forma inmediata y de una sola vez sino a lo largo de procesos temporales que pueden no ser cortos.Y he aquí a Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que tras haberse comprometido a elevar este año al menos dos o tres veces los tipos de interés, lo hizo cuando lo elevó un cuarto de punto en diciembre de 2015, lleva posponiendo su decisión largo tiempo "por las condiciones de la economía mundial", ya saben, que si China, el euro, el Brexit, el crecimiento..., y empieza a adentrarse en el descrédito de los mercados internacionales, que es lo peor que le puede acontecer a un banco central, aunque la Fed tenga a este respecto carrete para largo.

Y es que, debido a los factores antes mencionados, desde los años noventa del pasado siglo aprendimos que lo mejor que pueden hacer las autoridades monetarias cuando prevén o deciden alterar su política monetaria habitual es anunciarlo de forma clara y nítida, con tiempo, poco a poco, para ir preparando a los agentes económicos, y luego cumplir con exactitud sus anuncios previos y las expectativas de los agentes, generadas tras el anuncio. O sea, sin engaños. Eso evita y evitará muchos problemas luego.Pero, para retroceder una determinada política monetaria, ¡nunca es momento oportuno!

Y es que la realidad económica es complejísima y, para enredarla aún más, a ella se juntan los asuntos políticos: Estados Unidos tiene presidenciales el 8 noviembre y es costumbre que las instituciones, especialmente la Fed, no se inmiscuyan con medidas que puedan afectarlas o interpretarse como parciales. Ya tuvo problemas con anterioridad, cuando en plena crisis (2009) tomó algunas medidas en proceso electoral, y de nuevo sucedió en 2013.

Por ello es más que probable que, de las tres reuniones que la Fed tiene al respecto de aquí a que finalice el año (septiembre, octubre y diciembre), tome una decisión suave, de un cuarto de punto, o quizá algo más si se alterasen mucho las cosas, en la de diciembre.Lo que parece claro es que podemos estar en la antesala de un cambio de tendencia que insinúe o susurre un proceso de subida de tipos que, desde luego, no va a ser repentino y, de momento, en absoluto parece que vaya a ser brusco ni rápido. No sabemos muy bien cuándo se iniciará de forma inequívoca en el conjunto de la economía mundial (la Fed tirará de las políticas de otros bancos centrales, como el BCE o el Banco de Inglaterra que acaba de reducirlos en agosto), pero lo cierto es que apenas unas semanas atrás, en junio y julio, escuchábamos de muchos analistas, gurús o expertos que los bajos tipos de interés se habían instalado para largo tiempo (se citaron incluso varios años) en nuestras economías. No está nada claro; no lo sabemos. Tampoco ellos.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky