Opinión

Adiós al impulso reformista

Mario Draghi decepcionó esta semana a los mercados, que amenazaron con retomar la tendencia bajista de agosto. Resulta inquietante que las bolsas europeas, e incluso mundiales, vivan pendientes de las decisiones sobre política monetaria de los presidentes de los grandes bancos centrales. ¿Dónde queda el peso de las grandes decisiones políticas o económicas? Se habla mucho del superpoder de la canciller germana, Ángela Merkel, en Europa, pero quien salva siempre los muebles, aunque sea en el último momento, no es ella, sino el presidente del BCE.

Su famosa frase en julio de 2012 de ?haré lo que sea necesario para salvar el euro? entrará en los libros de historia. Por eso, se esperaba una actuación más contundente, después de que prometió introducir más estímulos para impulsar la economía.

Los expertos han perdido la fe en las reformas de los políticos para mejorar la competitividad Los atentados de París incrementarán el gasto de defensa no sólo de París, sino del resto de Europa. El presidente François Hollande anunció hace unas semanas que no podrá cumplir con los objetivos de déficit comprometidos con Bruselas.

En esa línea, el primer ministro Italiano, Matteo Renzi, advirtió de que el gasto para seguridad, entre otros conceptos, se disparará por la afluencia masiva de turistas a Roma con motivo del Jubileo. El Año Santo comenzará el próximo martes, 8 de diciembre, y se prolongará hasta el 20 de noviembre de 2016, lo que amenaza con dejar en papel mojado las cuentas públicas italianas.

El Eurogrupo realizó a comienzos de noviembre un llamamiento al Gobierno de Alexis Tsipras porque aún debe poner en marcha buena parte de los llamados milestones, las 48 exigencias pactadas con las instituciones europeas. Grecia incumple sistemáticamente las promesas hechas a la Troika hace tan sólo unos meses a cambio del rescate.

En España, los gastos electorales desdibujan los compromisos de Cristóbal Montoro. La Comisión Europea cree que España incumplirá el objetivo del déficit en 2015 por el adelanto de la rebaja de impuestos para captar votos.

El problema está, en realidad, en el déficit de la Seguridad Social, que culminará el año en alrededor de 10.000 millones. y dará al traste con los esfuerzos de austeridad.

El PP desterró cualquier mención a los ajustes en su programa. En su lugar promete más ayudas a madres trabajadoras, incentivos para la conversión de trabajadores temporales en fijos o bajar el marginal del IRPF sin cuantificar su coste para el Fisco.

Peor aún son el resto de formaciones políticas. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, defiende un complemento salarial con un coste de 7.800 millones anuales, además de una rebaja del IRPF a cuenta del empleo futuro y de un ambicioso plan contra el fraude fiscal que espera recaudar 20.000 millones.

Pedro Sánchez promete una renta mínima vital con un coste de 6.000 millones anuales a la que habría que añadir otras bicocas como la subida del salario mínimo y de la prestación por desempleo, o rebajas del IVA.

Sólo la renta básica para alrededor de 7,8 millones de la que hace gala Pablo Iglesias costaría 15.000 millones a las arcas públicas.

Ya sabemos que en campaña electoral vale todo, como hizo Rajoy cuando prometió bajar los impuestos antes de entrar en el Ejecutivo. No quiero ni pensar cómo íbamos a sufragar el gasto si sale una coalición de izquierdas el próximo 20-D. Por eso, el principal elemento de incertidumbre para la economía española es el empeño de Albert Rivera en quedarse en la oposición y rehuir un pacto de legislatura con el PP si no logra mayoría suficiente para gobernar. Según el ministro de Economía, Luis de Guindos, la falta de estabilidad política incrementaría de forma significativa la refinanciación de 400.000 millones de deuda con vencimiento en 2016 y pondría en jaque la creación de empleo y, por ende, el cumplimiento del déficit.

En Europa, la única iniciativa digna de mención y capaz de movilizar la economía es el plan lanzado en campaña por el actual presidente de la Comisión, Jean- Claude Juncker, por valor de 300.000 millones. Un ambicioso programa que duerme el sueño de los justos por falta de financiación. El envejecimiento de la población o la falta de coordinación de las políticas fiscales y presupuestarias de los 18 miembros del euro son otros factores que arrojan incertidumbre sobre el futuro.

La Administración Obama acompañó la puesta en marcha del programa de expansión cuantitativa (QE) de la Reserva Federal con ajustes fiscales, que devolvieron al superávit a EEUU. Ante el permanente desafío a los planes de austeridad y la variedad de alegaciones de los socios del euro para saltárselos, es comprensible que Draghi prefiera guardar parte de su munición por si hubiera problemas futuros. ¿Entienden ahora por qué es tan importante su política?

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