Como preveía el mercado, la Fed siguió el camino marcado antes de la invasión a Ucrania y realizó la primera subida de tipos de interés en EEUU desde 2018. A este incremento de un cuarto punto le seguirán otros seis este año, con el objetivo de parar el fuerte repunte de la inflación en el país, que cerró febrero con un alza del 7,9%, la mayor en 40 años.
El fin de las medidas ultraexpansivas en EEUU es posible por la solidez que muestra la economía estadounidense, que creció un 5,7% en 2021. La robustez del PIB le da margen a la Fed para endurecer la política monetaria y hacer frente al IPC con todas sus armas. Una situación que no es trasladable a Europa, donde el impacto de la guerra en la economía es mayor, lo que puede atenazar al BCE.
