Opinión

De mal en peor

Después de la tragedia producida a nivel mundial por la pandemia exportada desde China –una catástrofe que no fue sólo sanitaria, también social y económica- ha llegado la invasión de Ucrania. No diré que por Rusia sino por el autócrata que ocupa el poder allí, un tal Putin (nombre que le iría bien a su madre).

Lo primero que destruyó este dictador ruso es la diplomacia, un sistema para entenderse en el cual él no cree. Tan sólo hace unos días se reunieron en Turquía los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania, y, como muy bien se escribió en un editorial de El Mundo, la primera reunión de alto nivel entre los dos países desde el inicio de esta demencia con la que el Kremlin amenaza el orden mundial y, de un modo muy concreto, la estabilidad y la seguridad de Europa.

Pronto se vio que Moscú sigue sin estar dispuesto a negociar absolutamente nada. Y la cumbre bilateral no fue sino una burla al papel de la diplomacia del mismo modo en que Putin estuvo varios meses engañando a la opinión pública internacional y riéndose de los esfuerzos de diálogo realizados en vano por representantes de todas las potencias con el fin de que no comenzara una guerra que él había decidido provocar.

El Kremlin ha violado de forma gravísima las normas del Derecho internacional con esta invasión. Pero lo más inquietante es que, conforme avanzan los días, se confirma cada vez más que Putin no sabe de líneas rojas de ningún tipo. El inhumano bombardeo contra un hospital materno-infantil en Mariupol es un crimen de guerra, como lo son los ataques contra la población civil.

Si Rusia no tuviera la bomba atómica esta tragedia que está sufriendo Ucrania se hubiera podido evitar desde la OTAN.

Los castigos económicos que la UE y los EEUU han implementado contra Rusia podrán hacer daño a los rusos, que no tienen ninguna culpa de esta barbaridad, pero también a quienes formamos parte de la UE, que ya estamos metidos en un proceso detestable de inflación que afectará sobre todo a la clases medias y bajas de nuestras sociedades.

En cuanto a la situación española, me apoyaré en lo escrito por el doctor en Finanzas por Harvard, Pablo Fernández, y dos de sus asistentes de investigación, Juan F. Acín y Teresa García:

"El Estado Español está quebrado según las cuentas: patrimonio neto de 2020= -579.000 millones de euros. La deuda del Estado ha aumentado enormemente (ha llegado a 1.419 millardos de euros en 2021) porque los ingresos del Estado han sido inferiores a sus gastos desde 2008. La deuda sería mayor si los tipos de interés no fueran artificialmente bajos (los intereses pagados en 2020 fueron solamente 25 millardos de euros) porque el BCE sigue alterando los mercados financieros. ¿Es 'sostenible' esta situación y esta evolución? Obviamente no".

A esto hay que añadir el desempleo (14%), más muertes que nacimientos desde 2015, una tasa de fecundidad de 1,2 hijos por mujer (afectada en parte por 100.000 abortos al año) frente a los 2,1 hijos por mujer necesarios para mantener la población, y una pirámide de población con su parte más ancha en los 40-50 años, promesas impagables de 'sociedad del bienestar'…

Esta delicada situación debería ser transmitida a los españoles.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky