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La oligarquía rusa teme volver a la revolución de 1917 si Putin mantiene la guerra contra Ucrania

  • El segundo mayor oligarca se suma a las críticas a las medidas de Putin
  • Rusia ha respondido a las sanciones con amenazas de nacionalizaciones
Putin y Potanin, durante una reunión en Moscú. Foto: Alamy.

Cerca de cumplirse un mes desde que Vladimir Putin ordenase el inicio de la invasión sobre Ucrania, las sanciones sobre las empresas, economía y todo aquello que suene a Rusia han ido mermando la confianza del poder eslavo hasta el punto de liderar una crítica, aún pequeña y con cautela, que hace años no se escuchaba en Moscú y alrededores. La última, la de Vladimir Potanin, el segundo oligarca más rico del país, que ve en la guerra una seria amenaza de volver a tiempos de más de un siglo atrás.

El 8 de marzo de 1917, ante el descontento en toda la sociedad rusa por la ineficacia del último de sus zares (Nicolás II), se inició una revolución que acabó por modificar por completo toda la estructura del país hacia lo que posteriormente sería la Unión Soviética. Una de las etapas más convulsas de Rusia en el siglo XX (hasta la caída de la URSS) que muchos oligarcas ahora temen por la falta de apoyo occidental.

Así lo han ido mostrando en los últimos días diferentes voces del poder empresarial ruso, a las que ahora se ha sumado el segundo magnate del país y gran conocedor del panorama político. Por su posición de viceprimer ministro de Rusia entre 1996 y 1997 (con Boris Yeltsin como presidente), Potanin dirige en la actualidad Norilsk Nickel, referente mundial en la producción de níquel.

Así es la crítica de Potanin a Putin

"No deberíamos cerrar la puerta a la inversión extranjera, sino esforzarnos en preservar la posición económica de Rusia en mercados en los que hemos empleado tanto tiempo", ha señalado Potanin temiendo que de seguir esta confiscación a empresas extranjeras, "se retroceda 100 años, hasta 1917".

Y es que además de las sanciones que están viviendo numerosas empresas y productos rusos en Occidente, estos días se ha sumado el espaldarazo de Putin a todo aquello que no es ruso. Un hecho que está perjudicando sobremanera al mercado de los metales, donde Rusia siempre ha destacado entre las principales industrias del mundo, más tras las privatizaciones de los 90 que alzaron a la clase oligarca.

En el caso del níquel, el amplio negocio que siempre ha tenido en la acuñación de monedas ha derivado en los últimos años en una pujanza sobre la fabricación de coches híbridos y eléctricos, a través de sus baterías. Algo que ha impulsado a Norilsk hasta elevar la fortuna de Potanin hasta los 22.000 millones de euros, según Forbes.

Rusia ha respondido a las sanciones y amenaza con nacionalizar activos de Occidente

"Las consecuencias, la falta de confianza en Rusia por parte de los inversores, las notaríamos durante muchas décadas", ha remarcado el empresario animando a huir de toda nacionalización desmesurada que, además, haría casi imposible que Rusia pudiese pagar la totalidad de su deuda externa (estimada en unos 480.000 millones de dólares).

Unas medidas que aún están a tiempo de ser revertidas, según Potanin, y que pasarían por un fin de la guerra que también ayudara a limpiar la imagen de Rusia en el extranjero. Una imagen que, en su opinión, ha empujado a huir a empresas por presión extranjera, pero con la firme idea de que una vez pase toda esta etapa más cruda "regresen a Rusia, como una oportunidad también para ellos".

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