
Los datos adelantados del INE sobre el IPC de febrero confirman la tendencia alcista de la inflación, que ya acumula más de un año de crecimiento. Así, la previsión del organismo indica que los precios en nuestro país marcaron un nuevo máximo el pasado mes, hasta el 7,4% de tasa interanual, el nivel más alto desde 1989. En cuanto a la estimación de la inflación subyacente (sin alimentos y energía), el INE apunta a un aumento de seis décimas hasta el 3%.
Los alimentos, las bebidas no azucaras, los precios de la electricidad y los carburantes son los grandes responsables del nuevo récord marcado por el IPC en nuestro país. No obstante, lo más preocupante es que todo apunta a que la tendencia al alza en la inflación se mantendrá en los próximos meses. Así lo indica el incremento que están experimentando las principales materias primas a raíz de la guerra en Ucrania. El petróleo, por ejemplo, se mantendrá o superará con creces los 100 dólares por barril durante los próximos meses, lo que puede provocar que llenar el depósito de gasolina tenga un coste de unos 100 euros. La guerra también ha impulsado un 10% los costes de otros insumos, como el gas, carbón o el aluminio. Las materias primas, por tanto, seguirán impulsando el precio de los componentes básicos del IPC en España y en el resto del mundo.
El alza de las materias primas por la guerra en Ucrania seguirá impulsando la inflación, lo que lastrará el consumo
Esta mayor presión que generarán sobre los precios mantiene a la inflación como el mayor de los riesgos para la recuperación económica, ya que frena el consumo y puede precipitar un endurecimiento drástico de las políticas monetarias de los bancos centrales. En este contexto, la petición de UGT de seguir alimentando la espiral inflacionista exigiendo incrementos salariales no puede ser más irresponsable.