Opinión

Un voto de confianza al BCE

El anuncio realizado tras la reunión de ayer del Banco Central Europeo (BCE) de que la entidad reducirá estímulos en la economía, pero mantendrá los tipos de interés, marca una vez más diferencias con la Fed y el BOE, los cuales anunciaron subida de tipos.

Uno de los principales drivers de la economía actual es la conocida inflación, anunciada a bombo y platillo actualmente, lo cual no quita que me sorprenda lo mucho que ha tardado en aparecer.

Pongámonos en contexto: desde el 2007 hemos asistido a la mayor inyección de capital de la historia, inicialmente desde EEUU y unos años más tarde en Europa, cosa que se puede explicar mirando la historia pasada por las diferentes naciones.

Una vez estallada la conocida crisis subprime del 2007 en EE.UU. la gran preocupación fue un frenazo en el crecimiento, ya que su mayor crisis económica conocida hasta el momento había sido la 'Gran Depresión', derivada inicialmente en el crac del 29  que repercutió fuertemente en la economía después de los 'felices años 20'.

Mientras en Europa, el BCE con una influencia clara por parte del gobierno alemán, se preocupó más de mantener la inflación controlada, aunque ello repercutiera en el crecimiento de la zona euro, una vez más con preocupación histórica derivada de hiperinflación alemana (1921-1923).

Lo sorprendente de todas estas políticas monetarias durante estos 14 años, es que se hayan realizado con una inflación controlada. Pensemos que las compras e inyecciones de capital se han mantenido durante grandes periodos temporales y hasta ahora no ha aflorado esta inflación. Se tendrá que analizar durante los años venideros qué repercusión acabaran teniendo en la economía.

Muchas son las teorías que explican el motivo de este leve aumento de la inflación durante estos años pasados: la reducción de los tipos de interés, el mantenimiento de todo ese capital en las "manos fuertes" y mercados de capitales los cuales no permitían que todas estas inyecciones de capital llegasen a la economía real, a pesar del interés por parte del BCE porque todas estas inyecciones de capital llegaran a los ciudadanos, penalizando incluso a los bancos por no dar facilidades al crédito, no porque tuvieran miedo de una inflación sino porque querían controlar el riesgo de impago de sus préstamos.

Ha tenido que venir una crisis sin precedentes derivada del Covid para despertar una inflación la cual cada vez preocupa más de forma global y que se inicia con el frenazo en seco de todos los agentes económicos. Al reiniciarse la economía nos vamos encontrando con una demanda voraz y una oferta sin un stock necesario para satisfacerla. Debemos pensar que lo preocupante no está en el 5% de inflación anunciada, sino que la inflación industrial queda por encima del doble dígito, lo cual en algún momento nos acabará repercutiendo.

También hay quien piensa que, después de un tiempo, demanda y oferta se igualarán y relajarán la tensión inflacionaria. Los anuncios de la presidenta del BCE se decantan por esta opción; si no, no continuaría estimulando de forma artificial la economía europea.

Una vez más Europa sigue su camino, tomando una posición en la cual apuesta por intentar mantener un crecimiento de la economía artificial y manteniendo los tipos de interés

Todo ello nos demuestra que hoy en día, en un mundo globalizado, no importan tanto decisiones marcadas por un solo organismo, sino que se tiene que observar con una mirada global.

El tiempo nos dirá quién ha tomado la decisión correcta, si la Fed o el BCE, aunque hay que decir que hasta el momento quien ha liderado las decisiones correctas en las diferentes crisis modernas haya sido la Fed. Con todo, demos un voto de confianza al BCE y pensemos que la inflación se mantendrá.

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