Opinión

El halcón liberal contra la orgía de deuda

Christian Lindner, nuevo ministro de Finanzas de Alemania

Habemus papam. Alemania, la locomotora de la UE ya tiene su nuevo Ejecutivo y eso es una buena nueva para ellos, parece que también para Europa, no por su composición, que habrá que esperar y ver, pero posiblemente no sea una noticia favorable para Sánchez y los intereses de su gobierno socialpopulista, a pesar de la filiación socialdemócrata del presidente Olaf Scholz. Que la socialdemocracia alemana ni sintoniza ni se corresponde con el sanchismo español y ha demostrado su profunda discrepancia con su política económica y fiscal, sus ataques a las instituciones democráticas y con sus socios y aliados de Gobierno.

Pero más allá de estas diferencias estratégicas e ideológicas, lo más preocupante para Sánchez es la confirmación del liberal Christian Lindner como ministro de Finanzas. Un "halcón" que se ha erigido en el principal abanderado para exigir el más estricto cumplimiento de las normas fiscales y la reformas exigidas a los países del Sur, para que puedan recibir los fondos europeos de Reconstrucción.

"La orgía de deuda tiene que acabar" ha reiterado Lindner durante su campaña, avisando de que el Banco Central Europeo debe empezar a reducir sustancialmente las compras de deuda de los países miembros, al tiempo que se manifiesta como un ferviente adalid del rigor presupuestario en Alemania y en la UE. Sus recetas para la sostenibilidad de las finanzas europeas pasan por la contención del gasto, el cumplimiento de las reglas fiscales y bajar impuestos para evitar que el déficit público se desborde. Es decir, todo lo contrario de lo que hace Sánchez en España.

Si cumple su programa "puede dejar en una anécdota la austeridad intransigente de Wolgang Schäuble", afirman destacados analistas de servicios de estudios españoles quienes recuerdan también que Lindner es radicalmente opuesto a una integración fiscal de la UE y a los eurobonos por los que tanto aboga y necesita Pedro Sánchez.

Y esta nueva orientación de la política económica alemana llega en un momento en el que los socios europeos, especialmente los llamados "frugales" del Norte, ni consideran ni se fían de la España del sanchismo y cuando los últimos informes de la oficina de estadísticas comunitarias, Eurostat, sitúan a España como la economía con más desequilibrios de la Unión. De un total de 14 indicadores España rebasa en la mitad el umbral máximo permitido, con especial incidencia en su elevado nivel de deuda pública y privada y su alta tasa de desempleo.

Pero no es sólo Lindner. En el propio acuerdo de coalición firmado por socialdemócratas, verdes y liberales se afirma, en relación con la Unión Europea que Alemania aplicará y desarrollar de forma más consecuente los instrumentos de los que dispone la UE para garantizar el Estado de Derecho, incluido el mecanismo de condicionalidad que, recordemos, es un instrumento diseñado para los estados miembros que incumplan las reglas comunitarias no reciban los fondos europeos. Y la España de Sánchez está, junto con Hungría y Polonia en el punto de mira de las autoridades comunitarias, por el acoso del Gobierno a las instituciones democráticas, especialmente a la Justicia.

Recelos, desconfianza y desequilibrios que están también en el origen de la postergación de España en el llamado Tratado del Quirinal, firmado entre Macron y Draghi con el objetivo de impulsar el eje franco-italiano en Europa ante la incógnita del liderazgo en Europa tras la retirada de Ángela Merkel. Un acuerdo en el que, en otras circunstancias y con otro gobierno habría estado España, como cuarta economía del Europeo pero que, una vez más, es ninguneada por la inquietud que entre los principales socios europeos despiertan el sanchismo, sus socios de gobierno y sus aliados de la Frankestein, además de por la falta de credibilidad de sus políticas, sus previsiones, sus reformas y sus presupuestos.

A la vista de lo que está pasando y de lo que parece por llegar habría que decir, parodiando ese exitoso álbum de Mecano en la década de los ochenta, que Ya viene el sol, pero nosotros No pintamos nada.

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