Opinión

Sigue el castigo a las rentas altas

José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, confirma que, en la segunda parte de la reforma del sistema de pensiones, gran parte del esfuerzo seguirá focalizándose en las llamadas rentas altas.

Escrivá confirma el destope progresivo de la base máxima de cotización, de modo que pase de los 48.840 euros anuales ahora vigentes a 60.000 euros en 2050. El ministro, sin embargo, insiste en que esta elevación de la cotización máxima no será como todas las que se han producido desde 2010, caracterizadas por transgredir sistemáticamente el principio de contributividad del sistema de pensiones. No en vano los mayores pagos de los sueldos altos a la Seguridad Social no se han traducido en una subida proporcional de las pensiones a las que esos contribuyentes tienen derecho. Esa situación cambiará a partir de 2023 según Escrivá, de modo que la base máxima de cotización subirá en el entorno del 0,9% anual pero también se elevará en esa misma proporción la pensión más alta, de modo que en 2050 equivalga a 3.300 euros mensuales, frente a los 2.707 actuales. Ahora bien, este cálculo olvida que las rentas altas soportarán también el alza generalizada de cotizaciones del 0,6%, prevista para volver a nutrir el Fondo de Reserva, que se suma al 0,9% antes mencionado. En consecuencia, las cotizaciones de los sueldos más altos están abocadas a una subida del 1,5% anual, más del doble del incremento que corresponde a las rentas medias y bajas.

Los sueldos más altos están abocados a un alza de cotizaciones que dobla la propia del resto de los contribuyentes

Resulta así cuestionable que el principio de contributividad se esté realmente respetando. En paralelo, la segunda parte de la reforma vuelve a focalizarse en los puestos directivos y más cualificados con los daños que ello supone para las empresas y la economía en su conjunto.

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