
Los precios industriales ya encadenan en España ocho meses seguidos de incrementos. Es más, el avance del 18% del pasado agosto supone un nivel inédito desde 1980.
Este indicador siempre tiene gran valor como un anticipo de tendencias en el IPC general para el medio plazo. Resulta así claro que la inflación en España está muy lejos de su techo pese a haber sobrepasado el 3%. Pero además, los precios a pie de fábrica de nuestro país admiten otra extrapolación aún más amplia. La industria española ya sufre el impacto de los máximos en que se sitúan los costes energéticos. Es éste un fenómeno que afecta a toda la eurozona, pero que aún no se ha manifestado plenamente en países como Alemania, por el dispar funcionamiento de su tarifa eléctrica regulada. Y el IPC alemán es la gran referencia para la política monetaria del BCE. La semana pasada surgieron rumores sobre la inquietud que la inflación crea en el eurobanco hasta el punto de que sus expertos no sólo prevén el inicio de la retirada de estímulos a partir de diciembre. Además, manejan un calendario según el cual las alzas de tipos empezarían a finales de 2023, antes de lo esperado. El BCE lo desmintió, pero los analistas lo toman en serio y hacen ya simulaciones sobre cómo las subidas del euribor beneficiarían a la banca española (500 millones por cada alza de cuarto de punto).
Los precios industriales españoles anticipan que la inflación no da tregua en nuestro país ni en la Unión Monetaria
Es más, resulta obvio que el futuro Gobierno alemán, sea cual sea su coalición no tolerará la inacción del BCE ante tasas del IPC que superen de forma sostenida el 2%. Se dibuja así un panorama de cambio en la política monetaria que pondrá en apuros a un país tan endeudado como España cuya recuperación fue inferior a lo esperado ya en el segundo trimestre.