El precio de la electricidad batirá hoy otro récord en España al situarse en 122,76 euros por megawatio. La tendencia al alza carece de todo viso de remitir por culpa, entre otros factores, de la situación en el mercado internacional del gas.
La escasez de sus exportaciones hace que esta materia prima cotice ahora en los 45 euros por megawatio, cinco veces más que hace un año. El gas es el combustible de los ciclos combinados y este tipo de plantas son, en estos momentos, la principal fuente de generación eléctrica en España. No en vano el bajo nivel que presentan los embalses afecta a las centrales hidroeléctricas, mientras la escasez de viento mantiene casi paralizados los parques eólicos. Para completar la tormenta perfecta, actúa aún otro factor como es el funcionamiento de la tarifa regulada (llamada PVPC) que transmite fielmente, día por día, la volatilidad del mercado mayorista a la factura del consumidor. La mera descripción de esta realidad delata la ineficacia de las reacciones del Gobierno ante el encarecimiento de la tarifa de la luz. De nada sirve culpar ahora al diseño del mercado regulado, considerando que el Ejecutivo actual dispuso de tiempo para reformarlo y sujetarlo a referencias a más largo plazo del mercado, cuando estas últimas cotizaban a niveles mucho más bajos que los actuales. Pero son las soluciones de evidente carácter intervencionista las que se revelan especialmente inútiles y contraproducentes.
De nada sirven las propuestas del Gobierno ante realidades como el fuerte encarecimiento que el gas muestra
La creación de una eléctrica pública o la intervención de los precios energéticos tendrían una influencia nula en realidades como la cotización del gas en los mercados internacionales. Es más, sólo contribuirían a elevar el precio final de la luz por causa de las ineficiencias y la inseguridad jurídica que provocarían.
