
El sector de la energía está asistiendo a una profunda transformación tecnológica impulsada por la consolidación del proceso de liberalización, el avance de las energías renovables, la concienciación social en la lucha contra el cambio climático y, más recientemente, por la irrupción de la innovación digital.
Durante años los consumidores energéticos han ido adquiriendo las destrezas necesarias para negociar sus contratos de electricidad o gas, con una creciente presencia de empresas comercializadoras de energía que actúan en los mercados mayoristas. Hemos observado la proliferación de nuevos agentes en la producción eléctrica renovable, fundamentalmente eólica y solar, que resultan cada vez más competitivas y seguras que las energías fósiles. Es indudable que estos cambios han sido positivos; han dinamizado el mercado de la generación de electricidad, han mejorado la sostenibilidad y, en definitiva, han aumentado el bienestar de los consumidores.
El futuro del sector energético se encamina ahora a reforzar el papel del consumidor, no solo como un agente receptor de ofertas comerciales, sino también como un agente activo que participa en los mercados y puede extraer las máximas ventajas de un suministro energético cada vez más barato y accesible. Los conocidos como "nuevos modelos energéticos" esperan involucrar al consumidor tanto en la oferta de energía descarbonizada, como en el cambio de hábitos agregados, explotando las capacidades digitales y el uso de la información para optimizar los comportamientos.
Este cambio de paradigma, en el que el consumidor se convierte en el centro de las actuaciones, va a entrañar importantes modificaciones normativas. El nuevo escenario requiere de una reformulación de la protección sobre el uso y cesión de los datos de los consumidores, su participación en los mercados de energía y servicios de manera individual o agregada, la regulación del autoconsumo o el coste y acceso a las redes de transporte y de distribución, por citar solo algunas de ellas.
Los recientes cambios en la factura de la luz han constituido una de estas primeras iniciativas para hacer a los consumidores partícipes de las nuevas oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales. Gracias a los contadores inteligentes que permiten leer en tiempo real nuestros datos, podremos actuar sobre nuestro perfil de consumo y recibir ofertas más atractivas. Con el nuevo esquema de peajes, el ahorro se podrá lograr, además de reduciendo el consumo total, rebajando la potencia máxima empleada, deslizando una parte de nuestro consumo hacia franjas horarias menos congestionadas. Así se aplanará la curva de demanda eléctrica y se optimizará el uso de las redes y el coste de las infraestructuras eléctricas.
En todo caso, no podemos olvidar que durante la transición ecológica el suministro energético deberá contar con las energías fósiles y seguiremos experimentando los vaivenes de los mercados internacionales que determinan los precios finales de las energías, tal y como está sucediendo en esta primera parte del año 2021. Estos acontecimientos de corto plazo no deberían ensombrecer ni retrasar los planes para el sector en el medio y largo plazo, pues hoy protagoniza una de las principales oportunidades de transformación y modernización para el futuro económico de España.