
Según el analista Martin Wolf, para superar los problemas actuales hay que coordinar la regulación en áreas como las finanzas y la tecnología, defender la libertad de expresión, preservar la paz frente a las amenazas globales y seguir abiertos al comercio y a las ideas plurales.
Pero hay un asunto que no se quiere abordar, pues lo que está fallando en nuestras sociedades -como muy bien apunta el analista español Esteban Hernández, cuyas ideas sigo en este artículo- es la querencia del sistema capitalista a generar perdedores y de esa incompetencia se deriva el actual deterioro político. Mientras continúe el descenso sistemático de las clases medias todo a lo que aspira Wolf es inalcanzable.
Las declaraciones al Financial Times de Armin Laschet, el líder de la CDU alemana y candidato a canciller en las elecciones del próximo otoño, no anuncian nada bueno para el sur de Europa. Y no es porque no quiera una democracia más sólida, instituciones europeas más fuertes, más Unión Europea. Pero para eso la Unión Europea necesita avanzar en la unión fiscal, y en unos presupuestos comunes. Mientras eso no ocurra, el euro no será más que una forma de beneficiar a unos en detrimento de otros. Laschet se opone a la emisión de deuda común, porque cada uno debe pagarse lo suyo. Pero eso no es una unión, es otra cosa.
En el discurso de Laschet hay una gran contradicción cuando afirma que las políticas económicas cautelosas y conservadoras, "ayudaron a convertir a Alemania en la principal potencia de Europa". En efecto, esta clase de políticas respecto de la UE es lo que ha permitido que Alemania se convierta en el país más relevante, en la medida en que son esas políticas las que han beneficiado a su economía de manera evidente, al tiempo que han perjudicado a otras, en especial a la francesa, a la italiana y a la española.
La posición verde de Laschet es clara, siempre que no ponga en riesgo a Alemania: "El 20% de los puestos de nuestros trabajos están en la industria, en la siderúrgica, la química y la automotriz. Son sectores económicos importantes para nuestro país. Y queremos que sigan ahí dentro de 20 años".
En pocas palabras, según Laschet Alemania tiene una política muy clara y positiva en lo político (instituciones, democracia, multilateralismo, más Europa), mientras en lo económico quiere actuar en términos puramente nacionales o, más bien, en beneficio de determinadas clases germanas.
Y esa política económica de la derecha alemana seguirá deteriorando el Sur europeo y amenazando a las capas sociales medias y bajas. Políticas que convierten las vidas de muchos ciudadanos en una carrera por la supervivencia, y así se fragua una percepción oscura del futuro. Así no habrá ni orden liberal ni Europa.
Si gana Laschet las elecciones alemanas a España y al Sur de Europa nos esperan unos años bastante negros, repitiendo lo que nos pasó en la crisis de 2008, pues nuestra suerte económica depende en buena medida de las decisiones que se tomen en la Unión Europea, y en ella Alemania tiene un papel decisivo. Si volvemos a las viejas recetas, como parece, habrá mucho dolor en nuestro país.